Presentando el Blog

Psicoanálisis y Economía

miércoles, 11 de febrero de 2009

Redes de palabras en discursos de asunción de la presidencia

Sebastián Plut[1]



“Muchos hay que toman por realidad los sueños:
natural es que su felicidad sea sueño también”
(W. Shakespeare, El mercader de Venecia)


Introducción
En un trabajo reciente (Plut, 2009) hemos analizado 10 discursos de la Presidenta de la Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, en el nivel de las redes de palabras. Para ello, recurrimos a un método, el algoritmo David Liberman (ADL) que estudia la significatividad del lenguaje a partir de la operacionalización de ciertas hipótesis freudianas (pulsiones y defensas)[2]. Con ello seguimos una orientación específica en el marco de la psicología política que se centra en el análisis del discurso.
En esta ocasión nos proponemos analizar las redes de signos presentes en los discursos de asunción de tres presidentes argentinos: Eduardo Duhalde (ED), Néstor Kirchner (NK) y Cristina Fernández de Kirchner (CFK).
En lo que sigue, entonces, primero expondremos brevemente algunas características de los estudios de palabras con programas computaciones y también haremos referencia a algunos trabajos que analizaron discursos de asunción. Luego, expondremos parte del procesamiento de los datos para luego proceder a la discusión.

Los discursos de asunción, el análisis de las palabras y los programas computacionales
Diversos autores han tomado como objeto de estudio los discursos políticos y, en particular, han recurrido al análisis de las palabras con programas computacionales para investigar los discursos de asunción a la presidencia de la Nación.
Los estudios de Armony[3] (2005), por ejemplo, apuntan a contribuir a la reflexión acerca del papel del discurso presidencial en la construcción de una hegemonía ideológica pero también a aportar resultados empíricos sobre la palabra política en Argentina. Congruentemente con ello, en su trabajo confluyen dos preocupaciones teórico-metodológicas: el estudio de las significaciones políticas y el análisis de datos textuales. En suma, para Armony el análisis de frecuencias léxicas constituye una puerta de acceso a la producción de significaciones.
A través de diversos programas computacionales (Concordance, Lexico) realiza diferentes operaciones: análisis factorial de correspondencias (construye la lista de palabras y la frecuencia de utilización de cada enunciador)[4]; análisis de especificidades (el programa compara el discurso de un político con una base de datos e identifica términos significativamente sobreutilizados y subutilizados); análisis de co-ocurrencias (detecta las redes de asociaciones léxicas en el discurso)[5].
Si bien la propuesta de Armony difiere de la nuestra, nos interesa rescatar algunos aspectos (posiciones, criterios) afines al enfoque que aquí seguimos[6]. En efecto, compartimos con aquél: a) el interés por estudiar las significaciones del discurso político; b) el valor del análisis de datos textuales; c) la idea del potencial heurístico de ciertas técnicas computacionales; d) la observación de ciertos estudios en este terreno que carecen de una adecuada operacionalización de sus categorías analíticas[7].
Algunos autores se han interesado también en los discursos de asunción y, como en nuestro caso, han analizado los casos de presidentes peronistas. Uno de ellos ha procurado realizar una suerte de reconstrucción de una memoria discursiva peronista (Martins, 2008). La autora procura establecer diferencias y similitudes dentro del discurso peronista con el objeto de identificar continuidades y/o reformulaciones interdiscursivas en el marco de las argumentaciones[8].
Otro estudio (Esteves, 2003) ha tomado también los discursos de asunción con el objeto de indagar las diferentes posturas que en cada uno adopta la problemática “deuda”[9]. A partir de la hipótesis de que la deuda es una importante fuente de significados, intenta examinar las diferentes formas léxico-gramaticales elegidas por cada uno de los presidentes para representarla y, al mismo tiempo, descubrir qué se quiere hacer o lograr al aludir a ese tema[10]. Coincidimos con Esteves en cuanto a que los discursos contienen, además de componentes programáticos, elementos de retórica ligados con aspectos personales del orador y estrategias de disuasión[11].

Algunos de los de programas computacionales (como el ALCESTE) son instrumentos lexicométricos, y conducen a crear archivos según criterios inductivos y pragmáticos a partir de categorías semánticas derivadas de las situaciones concretas en estudio. Por ejemplo, en la investigación de Armony, para el análisis de las especificidades comentado más arriba, construyeron una base de datos de un millón y medio de palabras, con más de 800 discursos de Juan Perón, Raúl Alfonsín, Carlos Menem y Néstor Kirchner.
El programa del ADL, en cambio, es un diccionario, cuyos archivos están construidos a partir de categorizaciones preestablecidas con las que, luego, se avanza hacia el estudio de las palabras concretas. En este sentido, nuestra propuesta parte de un método hipotético deductivo (freudiano). Es importante subrayar que los criterios de agrupabilidad para conformar cada red corresponden a su valor semántico (erógeno).

El discurso político, frecuentemente, tiene un valor como “acto”, como escena desplegada con alguna finalidad: generar adhesiones, fortalecer hostilidades, presionar, enmascarar, son actos que generan actos (Maldavsky, 2002), reforzar la legitimidad, autoridad y credibilidad del enunciador (Llull, 2005), hacer creer[12] (Bourdieu, 1982). Desde este punto de vista, la unidad de análisis más pertinente sería el acto de enunciación (estructuras-frase) más que el nivel de las redes de palabras (o, en todo caso, una combinación de ambos). Dicho de otro modo, el lector (sobre todo, conocedor del ADL) podrá preguntarse por qué me he limitado al nivel de las palabras. Puedo responder que he optado por este camino por varios motivos. Es indudable que la complejidad de resultados que aporta la investigación simultánea de los tres niveles (palabras, frases y relatos) es mucho más rica y sofisticada, sobre todo si consideramos el contexto de la teoría de la argumentación para la investigación de discurso político[13]. Sin embargo, en esta ocasión me restrinjo al terreno de las palabras porque: a) puede ser relevante conocer por qué un político emplea ciertas palabras y evita otras (Armony, op. cit.); b) tiene valor identificar el material erógeno con que está amasado el relleno (Maldavsky, 2001b); c) muchos estudios sobre el mismo tema pero con otros enfoques también hacen análisis de palabras con programas computacionales; d) es una forma de explorar la potencialidad de este instrumento del ADL; e) es una forma de advertir qué modificaciones y agregados pueden hacerse al software[14] (Maldavsky, Bodni, Plut y Scilletta, 2006); f) constituye una herramienta privilegiada para analizar materiales extensos.

Características de la muestra
Los discursos estudiados en este trabajo poseen tres aspectos comunes: el rol de quien los pronuncia (son discursos realizados por Presidentes de la Nación), la ocasión en que lo hacen (asunción del mando) y, por último, la pertenencia partidaria (los tres forman parte del mismo partido político, el Peronismo)[15].
A su vez, una diferencia es la forma en la cual cada uno llegó a ocupar el cargo. ED no fue electo por el voto popular sino por la Asamblea Legislativa (mecanismo previsto en la democracia); NK no llegó a obtener la mayoría de los votos, pero resultó electo porque su rival renunció al ballottage; finalmente, CFK sí obtuvo los votos necesarios (mayoría).
En cuanto a los discursos en sí mismos, estos difieren en cuanto a la cantidad de palabras, ya que el discurso de ED tiene 2311, el de NK 5703 y el de CFK 4436. Por ende, también difieren la cantidad de palabras (opiniones) que resultaron del análisis interactivo. En efecto, para el discurso de ED resultaron 949 (41,06%), para el de NK 2435 (42,69%) y para el de CFK 1841 (41,5%). De manera que si bien la cantidad de palabras entre los discursos no es homogénea, sí lo es la proporción de opiniones semánticas que analizamos en cada caso.

Análisis
El análisis comprende dos orientaciones globales: por un lado, nos interesa estudiar algunos rasgos específicos del lenguaje de cada uno de los relatores; por otro lado, procuramos realizar contrastes, análisis comparativos, a fin de detectar –si las hubiera- semejanzas y/o diferencias significativas.
Inicialmente, expondremos un conjunto de grillas que reúnen el “procesamiento de los datos”, luego de los cuales procedemos a su análisis.

Resultados porcentuales globales que arrojó el análisis interactivo
CFK (%)
LI: 7,91
O1: 4,4
O2: 6,51
A1: 7,04
A2: 40,65
FU: 16
FG: 17,36

ED (%)
LI. 13,48
O1: 2,36
O2: 10,19
A1: 7,4
A2: 38,66
FU: 15,43
FG: 12,44

NK (%)
LI: 14,24
O1: 1,6
O2: 7,36
A1: 6,91
A2: 40,71
FU: 14,96
FG: 14,18


Lenguajes prevalentes
CFK:
A2
FG – FU[16]

ED
A2
FU
LI - FG
O2

NK
A2
FU – LI – FG

Cantidad de palabras, por cada lenguaje del erotismo, coincidentes para los tres o dos de los relatores

A2:
ED-NK-CFK
20
Cada, deber, institución, modelo, mundo, nación, no, o, país, pero, porque, producción, pública, responsabilidad, saber, si, sistema, social, tener, trabajo.

NK-CFK
27
Ajuste, ciudadanos, constitución, construir, convicciones, creer, cumplir, decisión, democracia, educación, elegir, esfuerzo, formar, historia, internacional, judicial, ley, mandato, mejorar, obtener, patria, permitir, poder[17], política, proyecto, señores, sino.

ED-NK
9
Bases, compromiso, condiciones, ejercicio, empleo, organización, proceso, recuperar, sector.

ED-CFK
6
Asamblea, intereses, legislativa, presidente, qué, significar.

FG:
ED-NK-CFK
5
Más, mente[18], modelo, querer, todos.

NK-CFK
9
Dar, desarrollo, esperar, lograr, popular, siempre, sobre, también, terminar.

ED-NK
1
Poner.

ED-CFK

FU:
ED-NK-CFK
3
Garantizar, posibilidad, profundizar.

NK-CFK
12
Allá, competitividad, desde, donde, encontrar, fracaso, lograr, lugar, mejorar, poder, seguridad, situación.

ED-NK
4
Alcanzar, circunstancias, entre promover.

ED-CFK
2
Hoy, poco.


Consideremos ahora aquellos términos que han tenido la mayor frecuencia para cada orador.

Los términos A2 de ED, fueron: “no”, “tener” y “deber”. Los correspondientes al lenguaje FG han sido: “todos”, los adverbios terminados en “mente”, “querer”, “poner” y “más”. Entre las palabras FU consignamos: verbos como “garantizar”, “alcanzar” y promover”, adverbios de la gama de: “hoy” y “entre”, adjetivos del tipo de “profundo”, “poco” y “posible” y el sustantivo “paz”. En cuanto a las palabras correspondientes al lenguaje LI, encontramos: “economía”, “pesos”, “por ciento”, “depósitos”, “dólares”, “deuda”, “financiero” y “quiebra”. Para este orador, también debemos incluir los términos O2, entre ellos: “pobreza”, “amor” y “tolerar”.

En el caso de CFK, en cuanto a los términos A2, nos centraremos en aquellas palabras que aluden a un trabajo del pensamiento: “no”, “creer”, “tener”, “porque”, “deber”, “pero” y “o”. Respecto del lenguaje FG, cobran relieve palabras como: “todos”, los adverbios terminados en “mente”, “también”, “más”, “querer”, “siempre”, “muchas”, “dar” e “ir a”. Finalmente, del lenguaje FU destacamos verbos como “poder” y “lograr” y adverbios tales como “donde”, “desde”, “hoy”, “cuando” y “aquí”.

Para NK, las palabras A2, fueron: “no”, “deber”, “tener”, “pero”, “sino” y “o”. En el lenguaje FG encontramos: “todos”, los adverbios terminados en “mente”, “más”, “querer”, “crecimiento”, “desarrollo”, “también”, “manera”, “amplio”, “dar”, “expresar”, “sueño”, “sumar” y “terminar”. Los verbos FU fueron: “poder”, “avanzar”, “tratar de”, “encontrar”, “garantizar” y “profundizar”. Entre los adverbios de este lenguaje hallamos: “desde”, “hacia” y “entre” y entre los adjetivos se destaca “digna”. Por último, se consignan sustantivos tales como “seguridad” y “posibilidad”. Finalmente, los términos LI fueron: “economía”, “salud”, “necesidad”, “deuda”, “esfuerzo”, “mercado”, “inversión” y “consumo”.

Estos últimos párrafos contienen el examen de algunas de las palabras más significativas, las cuales comprendimos en su valor semántico. Sin embargo, para darle mayor consistencia a nuestro análisis hemos estudiado en cada caso qué es lo que se niega, qué es lo querido, qué es lo que se debe, puede, etc. Como se observará en el análisis que sigue, no nos hemos detenido en todas y cada una de las palabras con algún valor erógeno, sino que nos hemos centrado solo en algunas de ellas, especialmente las que tuvieron una frecuencia y concordancia significativas entre los tres oradores[19].

En lo que sigue el lector encontrará un conjunto de frases textuales de ED que siguen el orden en que fueron dichas, luego de cada una de las cuales exponemos el análisis de las mismas.

El marco general del texto procura reflejar la gravedad de la situación económica y, en ese contexto, qué es lo que se impone como obligación del primer mandatario y de su gobierno.

“Poder transferir la banda presidencial a otro ciudadano electo por la voluntad del pueblo argentino dentro de dos años. Desde mañana, sin delegar la responsabilidad en la recuperación de la paz social que me compete y la tarea que debo realizar”.
ED plantea su propósito político con un verbo que expresa un deseo ambicioso (“poder”). Sin embargo, este deseo no conduciría a un avance ambicioso sino a la continuidad democrática (transferir la banda presidencial). Ello resulta congruente con la recuperación de la “paz”, tarea que se encuadra en la autoimposición de un deber. Dicho de otro modo, advertimos un enlace entre los lenguajes FU y A2, en el cual el primero resulta subordinado al segundo.
“No son horas de festejos las que corren”.
Encontramos una primera negación dirigida a una presunta tentativa de festejar. Nuevamente, resulta prevalente el lenguaje A2, ya no para morigerar un deseo ambicioso sino para anular una escena eufórica FG.
“Mi designación es el fruto de la voluntad de los representantes del pueblo. De allí emana mi legalidad, pero aspiro que este gobierno se constituya progresivamente en el fiel intérprete de los anhelos de las grandes mayorías nacionales”.
Resulta llamativo el adverbio “pero” (A2) interpuesto entre la descripción del procedimiento de su designación y la alusión a su aspiración. Si bien ED no fue electo por el voto popular, sí fue electo –como él mismo lo dice- por los representantes del pueblo, por lo cual un interrogante posible es por qué en lugar de un “pero” no expresó algún otro término (por ejemplo, “y”). Probablemente, el adversativo se ubique en el marco de la distinción entre la “legalidad” referida y la “legitimidad” sugerida. Sin embargo, pareciera que está expresando algún grado de objeción a dicha legalidad, quizá en el contexto del descrédito de la clase política, de los “representantes del pueblo”. En todo caso, si su designación fue hecha por los representantes del pueblo, un cierto carácter transitivo indicaría que –aunque parcialmente- fue electo por el pueblo. En suma, conjeturamos que el adverbio “pero” evidencia que ED cuestiona el carácter representativo de sus electores.
“Hemos tenido una profunda incapacidad moral y política para cambiar un modelo de exclusión social progresivamente instaurado en las últimas décadas. Hemos tenido que suspender el pago de los intereses de nuestra deuda pública porque no estamos en condiciones de hacerlo en estas circunstancias críticas que han generado una fuerte eclosión social”.
El relator enuncia una autocrítica moral, no obstante aquella está expresada en primera persona del plural (“hemos”) y sin especificar quienes tuvieron tal incapacidad. El adjetivo “profunda” (FU) no alude a una aspiración (como cuando uno desea profundizar en los interrogantes) sino que caracteriza la degradación moral. Aquí también, pues, el lenguaje FU aparece subordinado al lenguaje A2, pero ya no en el marco de la imposición de obligaciones (deberes) sino en el de la autocrítica. En efecto, el verbo “tener” está usado como sinónimo de “poseer”, mientras que en la oración siguiente es equivalente de “deber”. Es decir, en el primer caso designaría un atributo de los sujetos (los incapaces), mientras que en el segundo expresa una decisión obligada por las circunstancias (suspender el pago de la deuda). En ese caso, la negación que acompaña la decisión subraya el déficit económico.
“Por eso, hoy no hay nada de qué congratularse. No hay nada de qué celebrar o aplaudir. No es momento de cánticos ni de marchas partidarias. Es la hora del Himno Nacional”.
En este contexto, ED vuelve a objetar (A2) los propósitos (FG) de congratularse, celebrar, aplaudir o cantar. No es momento –dice- de marchas partidarias, sino del Himno Nacional. Este último parece un recurso (A2) a la solemnidad que reemplazaría a las marchas de un partido político. Asimismo, aquel himno contiene una referencia a las tradiciones, al valor de una historia nacional que, como tal, se contrapone a la historia reciente (de incapacidades morales y políticas).
“Quiero decirles que estamos en una situación límite. Lo sabemos. No tenemos crédito externo ni crédito interno”.
ED manifiesta un deseo (FG), quiere decirles que estamos en una situación límite, y agrega que no tenemos crédito. Por un lado, su deseo consiste en mostrar que él es capaz de reconocer la realidad. Esto es, a la vez que describe la situación concreta, el relator se muestra como alguien racional y realista. Así, al negar la tenencia de créditos, inferimos que los “incapaces” son o fueron aquellos que afirmaban una bonanza económica que no era tal. Por otro lado, nos preguntamos acerca del doble valor de la palabra “crédito”, como referencia económica y, al mismo tiempo, como alusión a la credibilidad. Para decirlo de otro modo, las palabras escogidas por el orador, expresan un estado de situación (crisis económica, incapacidad moral y política), una meta (recuperar la paz y la tranquilidad) y una posición propia (un sujeto que ve la realidad y asume sus deberes). El estado de situación combina, en versión disfórica, los lenguajes LI y A2; la meta corresponde a la tentativa eufórica FU y la propia posición a la versión eufórica A2. Si a ello agregamos nuestra conjetura sobre el otro sentido del término crédito, allí se combinan LI y O1 en versión disfórica. El hecho de no ser creíbles podría combinarse, además, con lo que hemos señalado más arriba respecto del “pero” que objeta la legitimidad de los representantes del pueblo.
“Porque se debe garantizar que quienes hayan robado el dinero de la gente y quienes no hayan controlado a los que robaban, vayan presos. Quiero decirles que van a ser respetadas las monedas en que hicieron sus depósitos. Quiero decirles que la crisis financiera del sector público, como saben, no tiene precedentes. No tenemos hoy un peso para afrontar las obligaciones de salarios, jubilaciones y medio aguinaldo del Estado Nacional”.
Estas oraciones, de alguna manera, son concordantes con lo que hemos analizado hasta acá. Por un lado, asume el rol de cumplir con el deber (enviar presos a quienes hubieran robado), manifiesta el deseo de mostrare como un sujeto respetuoso y realista, así como también vuelve a enunciar la falta de dinero en el Estado.
“No es momento, creo, de echar culpas”.
Si pensamos que quien dice “no” supone un otro que estaría diciendo “si”, al cual se opone, la pregunta es quién sería el sujeto que considera que es momento de echar culpas. La respuesta la hallamos en las oraciones precedentes, ya que fue el mismo ED quien aludió a personajes con incapacidades morales y políticas, a ladrones que debe meter presos, etc. De manera que sobre dicha negación podemos señalar: a) que niega que haya que hacer lo que acaba de hacer; b) asimismo, la negación no apunta a la necesidad de echar culpas, sino a que ese sea el momento; c) finalmente, podemos considerar el sentido de introducir, en el medio, el verbo “creo”. Tengamos en cuenta acá también nuestro comentario previo acerca de la credibilidad. En este sentido, el verbo “creo” admite diversas comprensiones. En primer lugar, parece una forma de atenuar o poner en duda su afirmación (negación) precedente; a su vez, podría constituir una forma de fingir, ya que mientras echa culpas afirma que no es momento para hacerlo.
“No hay circulante que sea capaz de poner en marcha la economía. Hay que explicar seriamente a nuestro pueblo dónde hemos caído y qué debemos hacer para levantarnos”.
Continúa con la línea argumental ya comentada (descripción de crisis económica y expresión de lo que debe hacerse), para lo cual recurre al adverbio “dónde” (“dónde hemos caído”). En este caso, el lenguaje FU resulta una forma de expresión del pesimismo (congruente con el adjetivo “profunda” cuando habló de la incapacidad moral) que –en ambos casos- designa una orientación hacia abajo (caída y profundidad). Asimismo, frente a la situación de derrota, nuevamente recurre al lenguaje A2 para aludir a lo que debe hacerse (levantarnos).
“Venimos con toda la fe, con toda la confianza, todo el amor de que somos capaces a poner de pie y en paz a la Argentina. Los pueblos toleran cualquier circunstancia adversa. ¡Y vaya si lo toleran!
Venimos con todo el amor, como antes manifestaba, a poner de pie a nuestro país”.
Esta oración siguiente introduce un aspecto diverso correspondiente al lenguaje O2, cuando alude al “amor” con el que venimos a poner de pie y en paz a la Argentina y, agrega, que los pueblos “toleran” toda adversidad. Estas palabras introducen el problema del sacrificio y el sufrimiento, los cuales serían parte de las acciones necesarias. Es decir, si nos hemos caído (FU), y debemos levantarnos y recuperar la paz (A2 y FU), para ello hace falta mucho amor y tolerancia (O2). Resulta elocuente la distribución entre el amor (que sería de los que “vienen” a resolver la situación) y la “tolerancia” (que sería un atributo de los pueblos). Dos oraciones después, reitera, vienen con amor a poner de pie al país.
“Quiero decirles que el caos y la anarquía que vivimos, no se resuelve con balas ni con bayonetas”.
Esta oración se interpone entre las dos precedentes que aludían al amor. Aquí incluye una manifestación de deseo (“quiero decirles”) y una negación (que el caos y la anarquía no se resuelven con balas ni bayonetas). El deseo (FG), pues, consiste en mostrarse como un sujeto que no es ni violento ni vengativo.
“Debemos empezar por cambiar nosotros mismos ejecutando, sólo para empezar y de inmediato, las medidas de austeridad y sacrificio que el pueblo nos reclama. Debemos tomar acciones esenciales. 15 millones de compatriotas no logran acceder a la canasta básica”.
Recurre una vez más al “deber” (A2), en este caso, para indicar que se impone un cambio en “nosotros mismos” (¿los políticos?). Dicho cambio comprende inmediatas medidas de austeridad y sacrificio. Aquí, el lenguaje O2 se evidencia tanto en el sacrificio y la austeridad, cuanto en la urgencia del reclamo popular.
“Garantizar la paz social en forma inmediata, significa mantener el programa de creación de un millón de puestos de trabajo aquí anunciados hace una semana por el ex presidente Rodríguez Saá. Es indispensable ponerlo en marcha pero debemos reconvertirlo. No es posible en poco tiempo organizar para que trabajen un millón de personas en la Argentina. Debemos reconvertirlo en otro programa”.
Hace referencia al programa de creación de un millón de puestos de trabajo anunciado unos pocos días antes por quien ocupó, durante siete días, la presidencia de la Nación (Rodríguez Saá). En este fragmento, hallamos términos FU (“garantizar la paz”), O2 (“en forma inmediata”), A2 (“debemos”, “no”). Lo notable es que al mismo tiempo que afirma que para garantizar la paz debería mantenerse aquel plan de creación de empleo, dice que no es posible organizarlo en poco tiempo. Esto es, por un lado, el lenguaje FU (garantizar la paz) queda subordinado al lenguaje A2 (debemos), no obstante, el primer lenguaje retorna en clave, si no de pesimismo, cuanto menos de prudencia (no es posible en poco tiempo). Paradójicamente, entonces, aquello que debería hacer en “forma inmediata” para garantizar la paz social, no es posible hacerlo en poco tiempo.
“Quiero hacer de mi gobierno un espejo en el cual mirarse y no un vidrio empañado por la sospecha, la insensibilidad o la cobardía. Quiero energía para acometer esta tarea; coraje para no temer a lo nuevo, para no tener que enfrentar gravísimas contingencias; severidad para juzgarme a mí mismo; perseverancia para no abandonar la lucha y firmeza para jamás traicionar los principios.
Venimos a poner de pie y en paz a la Argentina. La Argentina, lo sabemos, lo sentimos, tiene futuro. Por eso, hoy tenemos que ser más argentinos que nunca. No lo duden, no lo duden un solo instante: Argentina tiene futuro”.
El fragmento final contiene un conjunto de manifestaciones de deseo (FG) y de negaciones (A2). Entre las primeras, ED desea que su gobierno sea un “espejo en el cual mirarse”, tener energía para la tarea, no temer a lo nuevo, no tener que enfrentar graves contingencias, severidad para juzgarse a sí mismo y perseverancia para no abandonar la lucha.
En cuanto a las negaciones, algunas quedan comprendidas entre las anteriores (no temer, no tener, no abandonar) y, en la última oración, exhorta: “no lo duden, no lo duden un solo instante: Argentina tiene futuro”. En este párrafo, entonces, el relator procura mostrarse como un sujeto honesto, vital, valiente y honesto. Por otro lado, resulta llamativa la metáfora del espejo, quizá como convocatoria a que cada quien vea lo que se le muestra y, asimismo, la idea de un espejo se opone a la idea de transparencia. De todos modos, sobre todo destacamos la idea de brillo y promesa que se derivan de aquella metáfora. Finalmente, nos preguntamos acerca del valor que tiene el énfasis en incitar a que nadie dude. Dicho de otro modo, parece una tentativa de convencer a quienes escuchan, convencimiento que se intenta a través de un argumento ambiguo: “Argentina tiene futuro”. Llamativamente, un discurso poblado de referencias a una situación crítica y con un sesgo pesimista, concluye con una advertencia excesivamente optimista.


Ahora expondremos algunas de las frases de NK y, como lo hicimos en el caso anterior, les sigue el análisis de las mismas.

La perspectiva global del discurso de NK se centra en el rol del Estado como punto de referenciar y articulador de la Nación y, también, en la importancia de la actitud cívica de la población.

“En este acto, que en los términos del artículo 93 de la Constitución de la Nación tiene por finalidad la toma de posesión del cargo de Presidente de la Nación Argentina, para el que he sido electo, creo que es necesario poder compartir con ustedes algunas reflexiones, expresando los objetivos de gobierno y los ejes directrices de gestión, para que el conjunto de la sociedad argentina sepa hacia dónde vamos, y cada uno pueda a su vez aportar su colaboración para la obtención de los fines que los argentinos deberemos imponernos por encima de cualquier divisa partidaria”.
Enmarcado en las pautas que rigen el acto, este primer fragmento de NK reúne diversos términos, entre los cuales destacamos la articulación de los lenguajes A2 y FU. “Creo” y “deberemos”, entre otros, corresponden a la erogeneidad A2, mientras que “poder” y “dónde” pertenecen a la red de signos FU.
La localización espacial, en el sentido de la orientación a futuro (hacia dónde vamos) tiene un valor dominante en este fragmento, al cual parece subordinarse la imposición de obligaciones (deberemos imponernos).
Por otro lado, podemos distinguir dos de los términos (verbos) A2: creer y deber. El primero, a diferencia del segundo, no remite a la imposición de obligaciones. En este sentido, resulta llamativo que NK considere que expresar los objetivos de su gobierno constituya una creencia personal cuando, en rigor, ello forma parte de los requerimientos de la posición que ocupa y del acto que se lleva a cabo. Nótese además que el verbo creer está conjugado en primera persona del singular, mientras el verbo deber lo está en primera personal del plural.
También hallamos una distinción entre dos destinatarios: “ustedes” (miembros de la Asamblea Legislativa) con quienes “puede compartir”, y el “conjunto de la sociedad”, quienes de ese modo se informan hacia donde vamos.
“Venimos desde el Sur del mundo y queremos fijar, junto a todos los argentinos, prioridades nacionales y construir políticas de Estado a largo plazo, para de esa manera crear futuro y generar tranquilidad. Sabemos adónde vamos y sabemos adónde no queremos ir o volver”.
Aquí hallamos, nuevamente, algunos términos FU (“desde”, “tranquilidad”, “adonde”) y A2 (“sabemos”) y también FG (“queremos”, “generar”). El primer lenguaje –FU- continúa en la línea de la orientación témporo-espacial, ya no solo indicando el futuro hacia donde “vamos”, sino el lugar desde el que “venimos”.
Un aspecto relevante parece ser el “nosotros” que quedan implicados en estos verbos. La referencia al Sur del mundo, indudablemente, remite a la Provincia de Santa Cruz, en la cual NK fue varias veces gobernador. De manera que los que “venimos”, incluye al orador y, probablemente, a algunos que lo acompañarán en su gestión. Si esto es así, nos preguntamos a quiénes incluye la referencia a “adónde vamos”. Tengamos en cuenta que el “deberemos” del fragmento previo incluía a los argentinos, pero no resulta tan evidente que la primera persona del plural (“vamos”) incluya al mismo conjunto.
En esta línea, pues, los deseos ambiciosos (FU) comprenden al flamante Presidente y sus colaboradores, mientras que la imposición de obligaciones abarca a los argentinos.
A su vez, si “venimos desde el Sur del mundo”, y “sabemos adónde vamos y adónde no queremos volver”, el interrogante es si existe algún nexo entre ambos lugares. Esto es, ¿acaso sería el Sur del mundo el lugar adónde no quieren volver? Puede que esta reflexión constituya un forzamiento del texto, pero al menos, la concordancia semántica así lo sugiere.
Por último, nos queda considerar el verbo “querer” (FG). Este verbo, que expresa la manifestación de un deseo, posee un sesgo exhibicionista en tanto procura, sobre todo, mostrar qué es aquello que uno dice desear. Es decir, NK se muestra queriendo fijar las prioridades de su política “junto a todos los argentinos”, cuando en el fragmento precedente planteaba “informar” de las mismas (que el conjunto de la sociedad sepa). A su vez, tal sería “la manera” de “crear futuro y generar tranquilidad” (expresión que reúne los lenguajes FU y FG). En suma, la creación de futuro y la generación de tranquilidad derivarían de la manifestación de un deseo.
“El 27 de abril las ciudadanas y los ciudadanos de nuestra Patria, en ejercicio de la soberanía popular, se decidieron por el avance decidido hacia lo nuevo. Dar vuelta una página de la historia no ha sido mérito de uno o varios dirigentes. Ha sido, ante todo, una decisión consciente y colectiva de la ciudadanía argentina”.
NK ubica temporalmente el momento de las elecciones nacionales. Es notable que la palabra “decisión” aparezca tres veces en el mismo párrafo (como verbo, como adjetivo y como sustantivo). Al respecto, esta redundancia (que como acto del habla corresponde al lenguaje FG) le permite crear (exhibir) una realidad que no fue tal. En rigor, en aquella ocasión –el 27/04- el resultado electoral fue que habría ballottage, que finalmente no se hizo por la renuncia de su contrincante. De modo que si bien el procedimiento por el cual fue electo NK no fue contrario a la democracia, aquél no obtuvo la mayoría, esto es, no constituyó una “decisión colectiva de la ciudadanía argentina”.
Por otro lado, también podemos examinar el valor de la negación: “dar vuelta una página de la historia no ha sido mérito de uno o varios dirigentes”. ¿Por qué NK se ve en la necesidad de negar ese mérito? Es decir, el orador enfatiza el carácter colectivo de una decisión y niega que él esté en el cargo por la decisión de algún dirigente. Recordemos que, como se decía en aquella época, NK fue el candidato propuesto por ED. Entendemos, pues, que en este sector de discurso NK procura, por un lado, legitimar su posición como presidente electo y, por otro lado, diferenciarse de quien fuera su “padrino” político.
“El pueblo ha marcado una fuerte opción por el futuro y el cambio. En el nivel de participación de aquella jornada se advierte que, pensando diferente y respetando las diversidades, la inmensa y absoluta mayoría de los argentinos queremos lo mismo aunque pensemos distinto”.
Del mismo tópico se ocupa NK en este fragmento, en el cual hace un deslizamiento (y superposición) entre cuántos fueron los ciudadanos que concurrieron al escrutinio y cuántos los que votaron por él. Para ello, recurre a dos tipos de verbo: pensar y respetar, por un lado, y querer, por otro, correspondientes a los lenguajes A2 y FG respectivamente. NK encuentra en la manifestación del deseo (supuestamente común) una forma de relativizar la importancia del pensamiento disímil. Nótese también que aquel presunto “querer lo mismo”, no queda explicitado, sino que queda en un terreno ambiguo, impreciso (“futuro”, “cambio”). NK, entonces, se exhibe como el Presidente que todos querrían, aunque la mayoría piense distinto.
“No debemos ni podemos conformarnos los argentinos con haber elegido un nuevo gobierno. No debe la dirigencia política agotar su programa en la obtención de un triunfo electoral. Sino que por el contrario, de lo que se trata es de cambiar los paradigmas desde los que se analiza el éxito o el fracaso de una dirigencia y de un país.
A comienzos de los ochenta se puso el acento en el mantenimiento de las reglas de la democracia y los objetivos planteados no iban más allá del aseguramiento de la subordinación real de las fuerzas armadas al poder político. La medida del éxito de aquella etapa histórica no exigía ir más allá de la preservación del estado de derecho, la continuidad de las autoridades elegidas por el pueblo”.
En este párrafo se reitera el uso del verbo “deber” (por otra parte, el de mayor frecuencia dentro de su discurso) para aludir, nuevamente, a las elecciones. Aquí también pone en cuestión que hubiera que conformarse con la elección de un nuevo gobierno o la obtención de un triunfo electoral. Por el contrario, para NK se trata de cambiar los paradigmas para medir el éxito o fracaso de la dirigencia y del país.
Luego, se refiere al período post-dictadura, en el cual los objetivos se centraron en el aseguramiento de la subordinación de las fuerzas armadas y en la continuidad de la democracia. Sobre esto último, curiosamente, hemos estudiado el fragmento de ED en el cual lo que se propone, dice, es transferir la banda presidencial.
Si bien NK no cuestiona tales metas, describe la situación con dos expresiones casi idénticas: “los objetivos no iban más allá” y “aquella etapa histórica no exigía ir más allá”. Es decir, las palabras dominantes corresponden al lenguaje A2 (deber, no, exigir, etc.); pero lo que queda cuestionado (con ambas negaciones) es la medida de tales metas.
Dicho de otro modo, en el conjunto de este fragmento NK expresa un deseo ambicioso (no conformarse, no se agota, no iban más allá) y objeta las posiciones que se proponen desafíos de corto alcance. Quizá convenga aclarar que estamos abriendo un juicio valorativo sobre dicho deseo, así como tampoco estamos evaluando el tipo o calidad de ambiciones en juego sino, simplemente, identificando algunos de los componentes semánticos de su retórica política.
“En la década de los noventa, la exigencia sumó la necesidad de la obtención de avances en materia económica, en particular en materia de control de la inflación.
Así, en una práctica que no debe repetirse, era muy difícil distinguir la solución pragmática de la cirugía sin anestesia. Se intentó reducir la política a la sola obtención de resultados electorales; el gobierno, a la mera administración de las decisiones de los núcleos de poder económico con amplio eco mediático, al punto que algunas fuerzas políticas en 1999 se plantearon el cambio en términos de una gestión más prolija pero siempre en sintonía con aquellos mismos intereses. El resultado no podía ser otro que el incremento del desprestigio de la política y el derrumbe del país”.
NK se refiere ahora a los gobiernos de Menem y de De la Rúa. Al igual que en el texto previo, en ningún caso el orador expresa nombres personales (en ninguna parte del discurso nombra a alguien en particular). Asimismo, encontramos una secuencia similar en ambos fragmentos: primero, plantea cuál fue la exigencia que debió enfrentar cada gobierno. El de “los 80”, asegurar la democracia; el de “los 90”, el control de la inflación. Luego, formula algún tipo de cuestionamiento (en el caso anterior, la insuficiencia de las metas y, en los noventa, la sintonía con el poder económico). En este marco subrayamos el valor del adverbio “pero” (A2), como un término que se interpone entre dos oraciones, en una de las cuales se otorga algún acuerdo o reconocimiento y, luego, le sigue un cuestionamiento.
De manera que NK formula dos tipos de comentarios sobre la “continuidad”. Por un lado, la figura como una meta escasa, poco ambiciosa (FU); por otro lado, como forma de exponer y enfatizar que este nuevo gobierno representa el “cambio”, que no tiene nada que ver con el pasado.
“En este nuevo milenio, superando el pasado, el éxito de las políticas deberá medirse bajo otros parámetros, en orden a nuevos paradigmas. Debe juzgárselas desde su acercamiento a la finalidad de concretar el bien común, sumando al funcionamiento pleno del estado de derecho y la vigencia de una efectiva democracia, la correcta gestión del gobierno y el efectivo ejercicio del poder político nacional en cumplimiento de transparentes y racionales reglas, imponiendo la capacidad reguladora del Estado ejercida por sus organismos de contralor y aplicación”.
En este fragmento también se propone como el cambio, específicamente como “superando el pasado”. Dicha superación supondría “otros parámetros” y “nuevos paradigmas”.
Podría entenderse que estos nuevos parámetros y paradigmas se diferencian de las medidas de éxito previas: elección de nuevo gobierno, triunfo electoral, aseguramiento de la democracia, control de la inflación. Para NK, las varas con que debe juzgarse ahora la política serían: la concreción del bien común, el pleno estado de derecho, correcta gestión de gobierno, cumplimiento de reglas transparentes y regulación del Estado. Advertimos que el lenguaje A2 cobra hegemonía a través del “deber”, el “cumplimiento”, las “reglas”, etc. Sin embargo, surge un interrogante, acerca de si tales parámetros, realmente, serían nuevos.
En efecto, no es lo mismo afirmar que estos parámetros no fueron respetados, que afirmar que son nuevos. De este modo, pensamos que: a) en el afán por mostrarse como “diferente”, propone como “novedoso” lo que no lo sería; b) a su vez, como de aquí en más –como veremos- NK comienza a postular el lugar que debe tener el Estado (sobre todo Nacional), decir que esto es “nuevo” quizá sea un modo de “despejar” asociaciones con antiguas propuestas de ese tipo.
“El cambio implica medir el éxito o el fracaso de la dirigencia desde otra perspectiva. Discursos, diagnósticos sobre las crisis, no bastarán ni serán suficientes. Se analizarán conductas y los resultados de las acciones. El éxito se medirá desde la capacidad y la decisión y la eficacia para encarar los cambios. Un gobierno no debe distinguirse por los discursos de sus funcionarios, sino por las acciones de sus equipos”.
Las precisiones que realiza acá sobre el “cambio”, indican un cuestionamiento a los “discursos diagnósticos”. En su lugar, propone revisar conductas y resultados concretos. Por un lado, pareciera oponer al discurso sobre “cómo estamos”, otro sobre “qué hacemos”. En este sentido, advertimos un sesgo A1, si bien las palabras no son específicas. Por otro lado, en línea con el carácter comparativo de nuestro trabajo, no podemos dejar de notar que fue el discurso de ED el que se centró en una descripción (diagnóstica) del estado de situación.
“Ningún dirigente, ningún gobernante, por más capaz que sea puede cambiar las cosas si no hay una ciudadanía dispuesta a participar activamente en ese cambio”.
La negación de este fragmento se inscribe en una estructura más amplia ligada con la forma condicional: en versión afirmativa, NK dice que las cosas cambian si hay una ciudadanía que participe activamente del cambio. Esto es, el orador recurre a una convocatoria a la participación, lo cual deja abiertos algunos interrogantes: a) ¿es su propuesta algo más que una alusión a valores presuntamente compartidos e incuestionables? Dicho de otro modo, nadie se opondría a pensar que los ciudadanos deben participar, no obstante, es precisamente esta apelación a valores aceptados lo que debe ser puesto en revisión; b) por otro lado, ¿de qué modo se pondrá en acto dicha participación?; c) por último, ¿constituye la forma condicional (“si no hay…”) un argumento a futuro que explique las razones de un fracaso?
“Como se comprenderá el Estado cobra en eso un papel principal, es que la presencia o la ausencia del Estado constituye toda una actitud política”.
Como indicamos más arriba, NK divide aguas en función del papel del Estado (“la presencia o la ausencia del Estado”). El adverbio “o” (A2) es un recurso que permite la formulación de alternativas, entre las cuales una es tomada como propia y buena y la otra queda cuestionada. Es decir, el adverbio mencionado permite aislar dos términos uno de los cuales adquiere cualidades positivas y el otro, negativas. Nótese también que NK no plantea solo dos opciones, sino que lo hace bajo la forma de los contrarios (presencia-ausencia).
“Queremos recuperar los valores de la solidaridad y la justicia social que nos permitan cambiar nuestra realidad actual para avanzar hacia la construcción de una sociedad más equilibrada, más madura y más justa. Sabemos que el mercado organiza económicamente pero no articula socialmente, debemos hacer que el Estado ponga igualdad allí donde el mercado excluye y abandona”.
En este párrafo, NK retoma el verbo “querer” (FG), no obstante queda homologado y/o superpuesto con otro verbo, “deber”, correspondiente al lenguaje A2. En todo caso, para el relator habría coincidencia entre lo que “quiere” y lo que “debe”.
A su vez, encontramos los adverbios “pero” y “no” (A2). Más arriba ya hemos aludido a la función del adversativo (pero), el cual sugiere no tanto la complementariedad entre Estado y mercado, sea cuáles fueren los lugares y funciones respectivos, sino más bien una cierta oposición entre ambos. Una vez más, no es lo mismo decir que el mercado organiza económicamente y el Estado articula socialmente, que decir que el “mercado organiza…, pero no…”.
En efecto, con independencia de las teorías en juego, desde el punto de vista retórico no es lo mismo la complementariedad entre dos términos que la oposición.
“Aquel viejo sistema no fue suplantado por otro. Por si esto fuera poco, se le agregó con muy buena intención, pero con resultado dudoso, lo que quiso ser la federalización de la educación. Se trató de lograr autonomía, objetivo con el que estamos de acuerdo, pero se terminó en un grado cierto de anarquía en los contenidos curriculares y en los sistemas funcionales”.
NK se refiere, en este fragmento, al sistema educativo. Observamos que aquí emplea varios de los términos que estamos analizando: “no”, “pero” y “querer”, todos ellos pertenecientes al lenguaje A2.
En este caso, el adverbio “pero” contrapone los “resultados” (anarquía) a las “intenciones” (federalización).
“Es correcto que las provincias dirijan y administren el sistema de prestación del servicio educativo, pero el Estado nacional debe recuperar su rol en materia de planificación y contenidos de la educación y sistemas de formación y evaluación docente. Garantizar la igualdad educativa de norte a sur es aportar a la formación de una verdadera conciencia e identidad nacional”.
Este párrafo continúa la línea temática del precedente y también persiste la lógica adversativa (pero). Ahora, los términos no son intenciones y resultados, sino provincias y Estado nacional. Las primeras, deberán dirigir y administrar la prestación, en tanto el Estado nacional “debe recuperar” su rol del planificador.
Son varios los aspectos que podemos destacar: a) por un lado, el verbo “recuperar” de algún modo se contrapone con las ideas de cambios y nuevos paradigmas que viene planteando; b) por otro lado, la recuperación, en este caso, ya no responde la lugar que el Estado nacional debe tener en relación con el mercado, sino con las provincias. Con ello, pues, se presenta en otro ámbito más la lógica de los contrarios.
“La sabia regla de no gastar más de lo que entra debe observarse. El equilibrio fiscal debe cuidarse. Eso implica más y mejor recaudación y eficiencia y cuidado en el gasto”.
Las expresiones que aquí leemos se centran en las decisiones del Estado en materia económica. En particular, aluden a los criterios que deben regir para la administración de los dineros públicos. Esto es, no está aludiendo a otros aspectos de la economía.
En cuanto a las palabras, advertimos dos lenguajes: A2 y FG. Palabras como “no”, “deber” y “cuidar” corresponden al primero de tales lenguajes, mientras que “más” y “mejor” pertenecen al lenguaje FG. También podemos considerar algunos términos inherentes al lenguaje LI (“gastar”, “recaudación”).
La primera parte del párrafo expone una “sabia regla” (A2): no gastar más de lo que entra; la segunda parte explica (a modo de consecuencia directa de la premisa inicial) cómo se aplicará: más y mejor recaudación y eficiencia y cuidado del gasto.
Resulta llamativo que las palabras A2 (eficiencia, cuidado) apliquen al “gasto”, mientras que la variable recaudación quede inserta en el marco de adverbios FG (más y mejor). De manera que conjeturamos que la limitación del gasto constituye una suerte de imperativo, en tanto que la recaudación configura una meta ligada con el “completamiento” del Estado. Dicho de otro modo, la relación con el dinero (expresado en el lenguaje LI) queda establecida según diferentes deseos o metas, ya que el “deseo de ahorrar” (o cuidar el gasto) se rige por la lógica del deber, mientras que el deseo de “recaudar” se rige por la lógica del embellecimiento.
“Nuestro país debe estar abierto al mundo, pero abierto al mundo de una manera realista, dispuesto a competir en el marco de políticas de preferencia regional”.
NK ahora aborda la cuestión de la economía en el marco de las relaciones internacionales. En este caso, identificamos tres lenguajes: A2 (“debe”, “pero”), FG (“abierto”, “manera”, “preferencia”) y FU (“competir”).
El ordenamiento de los términos muestra que: a) la apertura es un “deber” (FG subordinado a A2); b) sin embargo, dicha apertura requiere de una “manera” particular (competir según políticas de preferencia regional). Una vez más, nos preguntamos por qué incluir una objeción (pero) donde podría ir una conjunción. En suma, la objeción indica que el “deber” (A2) finalmente queda subordinado a la “preferencia” (FG).
“Forma parte de nuestra decisión cumplimentar con aquello que fue mandato constitucional del '94 y que lamentablemente hasta hoy no se ha cumplido. Darnos una nueva ley de coparticipación federal no sólo implica nueva distribución y nuevas responsabilidades sino el diseño de un nuevo modelo de país”.
NK divide dos tiempos: lo anterior y lo que ocurrirá a partir de hoy. Más precisamente, a partir de hoy se cumpliría lo que debió ser cumplido desde 1994 y, según dice, no habría ocurrido. Con ello se está refiriendo la ley de coparticipación federal. En este texto advertimos en dos ocasiones el adverbio de negación (A2). Una de ellas, para aludir al pasado (lo que no se cumplió); la segunda para objetar que dicha ley suponga, meramente, distribución. Para el relator, se trata del diseño de un nuevo modelo de país. El término “modelo” admite dos valores erógenos, A2 y FG, si bien no podemos identificar cuáles serían las características específicas de tal modelo. No obstante conjeturamos que la significatividad remite a una noción de “federal” como conjunto de partes cuya reunión armónica está determinada desde una posición central (presumiblemente, el Estado Nacional).
“Queremos a nuestras fuerzas armadas altamente profesionalizadas, prestigiadas por el cumplimiento del rol que la Constitución les confiere y por sobre todas las cosas, comprometidas con el futuro y no con el pasado”.
En este fragmento encontramos términos FG (“queremos”, “altamente”) y A2 (“cumplimiento”, “no”). Por un lado, NK persiste en dividir aguas entre el “pasado” y el “futuro” (y vemos que la negación remite al pasado), pero ahora en torno de las fuerzas armadas. Por otro lado, el sujeto (y aquellos que quedan incluidos en la primera persona del plural) son los que “quieren”, mientras de los aludidos (fuerzas armadas) se espera cumplimiento. El verbo querer, como ya hemos señalado, expresa, al mismo tiempo, la ilusión de que la manifestación del deseo es igual a su realización (por ejemplo, con desear un futuro distinto ya alcanza para no ser igual al pasado) y, la pretensión de que el otro quede modelado según los deseos del sujeto.
“Finalmente, no se trata de agotar en estas líneas la totalidad de los cursos de acción que seguiremos. No creemos en los catálogos de buenas intenciones. Queremos expresar el sentido y la dirección de las cosas que haremos. Tenemos testimonios de gestión y resultados. Somos parte de esta nueva generación de argentinos que en forma abierta y convocante, y desde la propuesta de un modelo argentino de producción, trabajo y crecimiento sustentable llama al conjunto social para sumar, no para dividir”.
Las referencias a “totalidad”, ser “parte” de, “queremos”, “forma abierta”, “modelo”, “crecimiento”, “sumar” y “llama”, siguen la línea de lo que señalamos respecto del párrafo precedente. Es decir, NK expresa su aspiración a la “reunión” tomando como referencia el sentido y la dirección que proponen. El tipo de análisis que estamos realizando no nos permite reconocer cuál es el grado de abarcatividad de aquella “totalidad”, ni cuáles son los criterios específicos con los que se define que uno “suma” o pasa a ser “parte” de, así como tampoco cuales son los parámetros que rigen el intercambio con aquellos que no acuerdan con el “modelo”. Esto es, restará saber qué ocurre con quien no responda al llamado para “sumar”. En todo caso, el interrogante es si no suscribir el “modelo” constituye una tentativa de “dividir”. Dicho de otro modo, no es lo mismo un “modelo” que surja de la “sumatoria” que un modelo que suponga que “sumar” sólo es incluirse en aquél.
“Vengo a proponerles un sueño, el de volver a tener una Argentina con todos y para todos. Vengo a proponerles un sueño, quiero una Argentina unida. Quiero una Argentina normal. Quiero que seamos un país serio. Pero además quiero también un país más justo”.
El final del texto contiene numerosos términos FG: “proponerles” (2 veces), “sueño” (2 veces), “todos” (2 veces) y “quiero” (4 veces), “unida” (1 vez). Tal proliferación de palabras FG (teniendo en cuenta, también, cuáles son esos términos) indica la presencia de una promesa, aspecto que ya señalamos en el final del discurso de ED.

Finalmente, presentamos una grilla y análisis similares para el discurso de CFK[20].


“Luego de haberse realizado elecciones el 28 de octubre, la fórmula que encabecé junto al ingeniero Julio Cobos, obtuvo más del 45 por ciento de los votos válidos emitidos y, por lo tanto, no corresponde, tal cual ha proclamado esta misma Asamblea Legislativa convocar a una segunda vuelta”.
CFK reafirma su triunfo electoral negando (A2) que corresponda convocar a una segunda vuelta. Dicha negación se sostiene, a su vez, en lo que la Asamblea Legislativa habría proclamado.
¿Cuál es el gesto implicado, entonces, en la negación? Tal vez, la respuesta requiera tener presente el contexto general de su discurso en el cual plantea una continuidad con el Presidente saliente. Este último, en efecto: a) sí debió tener una segunda vuelta (que finalmente no ocurrió); b) la diferencia entre los votos que obtuvo CFK y los que obtuvo la segunda fuerza es igual al porcentaje de votos que tuvo NK. De manera que la negación sugiere un modo de legitimar no solo este mandato sino la decisión popular en el escrutinio de continuar con una línea política. Quizá, como si el resultado de esta elección fuese una suerte de convalidación del Presidente saliente.
“Yo no me engaño, nunca he creído en los triunfos personales e individuales, descreo profundamente de ellos, porque creo en las construcciones colectivas y la sociedad”.
En este fragmento se destacan la negación y el verbo creer.
Este último pronunciado tres veces, una de las cuales antecedida por el prefijo “des”. Lo que la relatora niega es el hecho de “engañarse”, entendiendo que engañarse sería haber creído en “triunfos personales e individuales”. En cambio –dice- ella cree en las construcciones colectivas. Específicamente, podemos señalar tres aspectos que consideramos significativos: por un lado, la reiteración de términos (como “creer”) parece un modo de enfatizar que su lugar (y probablemente el de NK) son representativos del conjunto. Es decir, la oradora establece discursivamente que ella reúne en su persona a la sociedad toda; por otro lado, el mencionado énfasis sugiere una tentativa de mostrar que ella no es “crédula”, o que no se equivoca; por último también podemos prestar atención al adverbio “porque”, el cual hace de nexo causal entre dos afirmaciones. Dicho de otro modo, CFK cree en las construcciones colectivas y, por lo tanto, tal sería la razón para descreer de los triunfos personales. Este enlace causal requeriría de un estudio más complejo que abarque al nivel de los actos del habla, no obstante dejamos como interrogante el hecho de si, efectivamente, una afirmación constituye la causa o el fundamento inevitable de la otra.
“En el día de hoy, yo no quiero compartir con ustedes cifras o datos o venir a contar las cosas que hemos hecho en estos cuatro años y medio que han sido tan importantes, la renegociación, el pago del Fondo, la lucha sin tregua contra la desocupación, la indigencia, la pobreza en la que vamos obteniendo batallas y triunfos importantes”.
A propósito de los dos discursos que estudiamos previamente, hemos aludido al verbo “querer” (FG). Dicho verbo, que en este caso se acompaña de una negación constituye un deseo, mejor dicho, la expresión de un deseo, que en ocasiones se figura como idéntico a su realización. Como si al decir lo que uno quiere (o no quiere), aquello ya se transformara en una realidad.
En este sentido, el texto que sigue al deseo manifestado (no contar lo que “hemos hecho”) admite –simultáneamente- dos comprensiones: por un lado, configura una suerte de contradicción, dado que CFK hace una enumeración de cosas importantes que se habrían hecho; por otro lado, ello refrenda nuestra apreciación del verbo “querer”. Dicho de otro modo, aunque la oradora “cuente” lo que hicieron, decir que no quiere hacerlo establece que no lo hace.
“Creo sinceramente que hemos recorrido un largo camino en estos años de democracia y espero profundizar este rol del Congreso, donde podamos discutir y debatir sin adjetivaciones, sin agravios, con propuestas alternativas y viables, con memoria histórica de dónde viene cada uno, qué hizo cada uno y qué representó cada uno que es lo que nos da legitimidad para poder plantear una propuesta.
Quiero decirles que tengo grandes esperanzas, porque creo que estamos reconstruyendo el sistema de decisión que priva la Constitución para todos sus poderes”.
Nuevamente nos encontramos con los verbos “creer” y “querer”.
Asimismo, también identificamos en do ocasiones el verbo “poder” (“donde podamos discutir” y “para poder plantear una propuesta”).
A su vez, también acá hallamos cierta contradicción, precisamente, en las dos formulaciones que siguen a dicho verbo (“poder”). En efecto, primero espera que podamos discutir sin adjetivaciones y sin agravios; luego, dice que lo que cada uno hizo le da (o no) legitimidad para poder plantear una propuesta.
En cuanto al verbo “querer”, entendemos que mantiene el sentido referido previamente, el cual se enlaza con el verbo “creer”.
Todo ello (que indicaría una combinación entre FG y A2) constituye un modo de “construir” una realidad, realidad que pasa a ser “vista” según lo querido y creído. Claro que, en ese caso, el verbo creer ya no correspondería tanto al lenguaje A2 sino O1.
“Recuerdo los argumentos de muchos opositores y de los medios de comunicación, que no son lo mismo pero a veces se parecen bastante”.
Un aspecto que nos interesa subrayar de este sector es la estructura que se arma en la frase “no son lo mismo pero a veces se parecen bastante”. Tanto el “no” como el “pero” corresponden al lenguaje A2 y si bien el primero (en la oración) establece una distinción, el adversativo la objeta.
“Nos debemos también un relato diferente de nosotros mismos los argentinos, no autocomplacencia, no de ocultamiento, pero sí el necesario reconocimiento a los logros obtenidos y, en todo caso, a marcar lo que falta, pero reconocer lo que se ha logrado”.
Tal como hemos expuesto en el análisis de otros fragmentos, las negaciones y los adversativos conducen a resaltar ciertas ideas, objetar otras y, asimismo, en ocasiones, afirmar lo que se niega.
En este sentido, el orden de las premisas que se dicen antes y después de un “pero” constituye un modo de jerarquizar la segunda parte de lo dicho. Por ejemplo, no es lo mismo decir “reconocer lo que se ha logrado, pero marcar lo que falta” que, a la inversa, como hace CFK, decir “marcar lo que falta, pero reconocer lo que se ha logrado”. Asimismo, tampoco es lo mismo esta última alternativa que decir “marcar lo que falta y reconocer lo que se ha logrado”. En suma, el recurso a la objeción (A2), “pero”, no es tanto una forma de reunir dos propuestas, cuanto –más bien- un intento de sostener la autoestima a partir de la anulación (si bien parcial) de lo que “falta”.
Tengamos en cuenta que en esta oración, la relatora utiliza en dos ocasiones el adverbio “pero”, en ambas ocasiones seguido de una misma sentencia (reconocer los logros obtenidos).
De tal modo: a) el nuevo relato (o “relato diferente”) será uno en que prevalezcan los logros; b) a su vez, este relato –según lo que viene planteando- abarcaría solamente al gobierno precedente (NK) ya que, sobre los anteriores CFK no aplicó esta visión.
“Creo también que no solo las instituciones del Estado en sus tres poderes deben abordar la reconstrucción de este nuestro país, creo que también otros estamentos de la sociedad, empresariales, dirigenciales, medios de comunicación deben saber que el hecho de no integrar el espacio público gubernamental, no los exime también de la tarea y de la responsabilidad que a cada uno de aquellos argentinos que tiene un poco más de poder, bastante más poder -diría yo- que el resto de los ciudadanos, tienen también obligación moral de construir un país distinto.
También creo que la sociedad es parte importante. No se puede cambiar un país únicamente con un buen gobierno en sus tres poderes. Para cambiar un país hace falta un buen gobierno y una buena sociedad, donde cada uno de los ciudadanos sepa que todos los días cuando toma decisiones, está también construyendo el modelo de sociedad en la que quiere vivir”.
El primer fragmento, en rigor, está ubicado en el texto original unos párrafos antes. Lo hemos puesto aquí pues permite distinguir dos modos de referirse ya sea a otros centros de poder (empresarios, dirigentes, medios de comunicación) ya sea a “cada uno de los ciudadanos”.
En el primer caso, a los aludidos (empresarios, dirigentes y medios de comunicación) se les dice que aunque “no integren” el gobierno, no quedan eximidos de su responsabilidad, en especial, por tener más poder que otros.
En el segundo caso (ciudadanos, sociedad), en cambio, se alude a que forman “parte” importante y sus decisiones aportan al modelo de sociedad en que “quieren vivir”.
Con ello, destacamos dos diferencias en la modalidad de referirse a cada grupo. Por un lado, mientras de los actores con “poder” se subraya el hecho de que no “integren” el espacio gubernamental, de los ciudadanos se dice que “forman parte importante”. Por otro lado, de los primeros se acentúa su “responsabilidad”, de los segundos se recalca el modelo de sociedad en que “quieren” vivir.
En ambos casos, pues, las redes de palabras presentan una combinación entre A2 y FG. Sin embargo, la configuración semántica permite distinguir entre los grupos de poder (de quienes se resalta el componente A2) y los ciudadanos (de quienes se privilegia el componente FG).
Conviene aclarar que no estamos analizando qué tipo de responsabilidad diferencial puede caberle, por ejemplo, a un “ciudadano” y/o a un “medio de comunicación”, sino que, sencillamente, advertimos que los términos utilizados jerarquizan significaciones diversas (si bien, no necesariamente opuestas): “no integrar” versus “ser parte importante” y “tener la obligación moral” versus “el modelo de sociedad en que quiere vivir”.
“Quiero poner entonces, en este nuevo modelo económico de matriz diversificada, de acumulación con inclusión social que se ha puesto en marcha la clave para los tiempos que vienen; un modelo que, reconoce en el trabajo, en la producción, en la industria, en la exportación, en el campo, la fuerza motriz que ha permitido que millones de argentinos vuelvan a recuperar no solo el trabajo, sino además las esperanzas y las ilusiones de que una vida mejor es posible”.
En nuestro estudio previo sobre CFK (Plut, 2009) y también parcialmente en éste, analizamos la particular combinatoria entre los lenguajes FG y O1. Desde esta perspectiva, entonces, podemos examinar este fragmento. En efecto, la oradora inicia el texto con el verbo “querer” (FG), seguido del verbo “poner” correspondiente a la misma erogeneidad, los cuales remiten al sustantivo “clave” (O1). Luego, al final del parlamento, alude a la recuperación de de las “ilusiones” (sustantivo FG).
Ello nos recuerda nuestra reflexión previa sobre el “creer”, en la medida en que una “clave” consiste en un concepto abstracto, cuya “visibilidad” está dada por su inclusión en una semántica FG (“querer poner” e “ilusiones”).
“Nadie puede vivir cada cuatro años cambiando absolutamente todo. Siempre hay que cambiar las cosas que se han hecho mal o hacer las que no se han podido hacer, pero rescatando y profundizando las que se hicieron bien. Este tipo de discusión, este tipo de debate es, el que creo, nos debemos todos los argentinos”.
Este párrafo contiene elementos similares a aquel en que CFK alude al relato diferente que nos debemos. Antes fue “marcar lo que falta, pero reconocer lo que se ha logrado”, y ahora es “cambiar lo que se hizo mal o no pudo hacerse, pero rescatar lo que se hizo bien”.
Dado que no estamos investigando la relación entre los dichos y los hechos, no podemos identificar el grado de concordancia entre ambas dimensiones. En este sentido, nos limitamos a analizar cuáles son los componentes que forman parte de la retórica presidencial y, en este sector específico, cuál es la amalgama erógena (semántica) del nuevo relato o debate que propone CFK.
La limitación antes mencionada, entonces, nos impide valorar los cambios obtenidos, pero sí nos permite ubicar temporalmente el período comprendido en el “nuevo relato”. Esto es, los cuatro años referidos por la oradora aluden al gobierno saliente (NK). Dicho de otro modo, no llegamos a saber en qué medida el factor determinante del nuevo relato está dado por los logros obtenidos y en qué medida está dado por la continuidad (afinidad) política entre dos gobiernos sucesivos.
“Creo que esta gestión ha dado muestra suficiente de que no se ha reparado cuál era el origen partidario o ideológico del gobernador o del intendente. Creemos profundamente en la transformación, en el hacer y en el trabajar y hemos fructificado uniéndonos a hombres y mujeres de distinta pertenencia partidaria con un solo objetivo: cumplir con el mandato popular”.
CFK retoma el verbo creer (en primera persona del singular primero, y luego en primera persona del plural) para señalar cuáles son los objetos de su creencia: “esta gestión ha dado muestra suficiente”, “transformación”, “fructificar”, “unir”, entre otros. Todos estos términos corresponden al lenguaje FG. Ello implicaría que, en cierta medida, las creencias se sostienen en la exhibición de un conjunto de presuntos logros y promesas.
Por otro lado, notemos que cuando CFK alude a “esta gestión”, está unificando su mandato con el de NK (su esposo y presidente saliente).
“Esto creo, es lo que también tenemos que hacer para mejorar la movilidad social ascendente que ha sido precisamente lo que ha caracterizado a este país dándonos una poderosa clase media y que permite que hijos de trabajadores puedan llegar a la Primera Magistratura del país”.
Tal cual hemos observado con anterioridad (Plut, 2009) el verbo creer conjugado en primera persona del singular es uno de los rasgos frecuentes en el discurso de CFK. En este fragmento, se refiere a la importancia de la clase media y, en particular, de la movilidad social ascendente. Además de ello, la reflexión que presenta contiene algo de mítico, en el sentido de un relato que alude al hijo de un trabajador que llega hasta la Primera Magistratura del país. Ella habla en plural pues se está refiriendo a la historia d ella y su marido. El tono, pues, es el de los hijos de familias humildes que, gracias a su esfuerzo a la movilidad social, logran ascender en la escala social. Quedará para otro tipo de estudio examinar esta idea según la cual la actividad política constituiría una clase social.
“Quiero también agradecer la presencia del Presidente de la República Oriental del Uruguay, el doctor Tabaré Vázquez. Quiero decirle con toda la sinceridad que siempre he tenido en toda mi práctica política, que no va a tener de esta Presidenta un solo gesto que profundice las diferencias que tenemos, pero también con la misma sinceridad quiero decirle que esta situación que hoy atravesamos no nos es imputable.
Este y no otro es el conflicto; resituar el conflicto requiere también un ejercicio de sinceridad por parte de todos nosotros que no significa ahondar la diferencia; simplemente saber cuál es la diferencia para darle gobernabilidad a esa conflictividad hasta tanto resuelva como corresponde a los Estados de derecho el Tribunal Jurídico Internacional que ambos pactamos en el caso de controversias. Esta es hoy la situación pero sepan compatriotas del Uruguay, de la Patria Grande, que lo sentimos los argentinos y lo vamos a sentir siempre nuestros hermanos. Que de esto no haya ninguna duda”.
Al igual que lo mencionamos previamente, el verbo “querer” conjugado en primera persona del singular también es característico entre las palabras significativas de CFK.
En este párrafo alude al conflicto con el Uruguay, suscitado a partir de la instalación de una empresa a la cual se le atribuye la contaminación de un río que hace de límite con la Argentina.
Basándonos en los términos que estamos estudiando, la estructura del texto se compone de: “quiero” (FG), “pero” (A2) y “no” (A2), en diversas ocasiones. Esto es, CFK comienza con una tentativa de acercamiento (en términos de la manifestación de un deseo), expresando también agradecimiento y sinceridad. Posteriormente, agrega que no pretende profundizar las diferencias, “pero” que no es culpa de Argentina la situación conflictiva actual. Luego de colocar el marco legal en el cual corresponde dirimir las diferencias, vuelve a usar el adverbio “pero” para enfatizar el sentimiento de hermandad. Finalmente, de modo contundente exhorta a que nadie dude (una frase similar vimos en el final del discurso de ED).
De tal manera: a) la relatora se muestra como quien no acentúa las diferencias para luego decir que la responsabilidad es del otro; b) plantea la resolución en el Tribunal, y posteriormente afirma el sentimiento de hermandad. Podemos decir que o bien entre “hermanos” no es necesaria la intervención de un tribunal, o bien si ésta se hace necesaria es porque ya no resulta eficaz el vínculo fraterno.
En ambos sectores, entonces, quedan distribuidas distintas posiciones: la de quien procura atenuar diferencias y mantener la fraternidad (representadas por CFK), la de los responsables (localizada en Uruguay) y la de juez imparcial (ubicada en el tribunal).
El recurso a la objeción (pero) está utilizado como un modo de atribuir el rasgo adversativo al otro (no planteamos diferencias pero ustedes sí, o bien, el tribunal resolverá, pero nosotros los sentimos hermanos).
Finalmente, la exhortación (al modo de advertencia) pretende imponer un argumento que impida dudar.
“Quiera Dios y me ilumine para que me equivoque lo menos posible, que me ayude a escuchar, que me ayude a decidir. Lo voy a hacer como siempre he hecho todas las cosas que he emprendido en mi vida: con mis convicciones, con mis ideas y, por sobre todas las cosas, con mi inmenso y eterno compromiso con la Patria”.
El último parlamento de su discurso comienza, nuevamente con verbo “querer”, ahora en forma de pedido a Dios. Otros términos también subrayan la presencia del lenguaje FG (siempre, sobre, inmenso). A su vez, otros términos parecen expresar el lenguaje O1, como “Dios”, “”eterno” (quizá también “convicciones” e “ideas”) y uno en particular posee ambos valores erógenos (FG y O1): “ilumine”.
Esto es, el fragmento final reúne ambos lenguajes (FG y O1) como manera de formular el compromiso asumido en este acto.

Discusión
En primer lugar, es preciso subrayar que el análisis realizado es fragmentario, no sólo porque nos hemos centrado en un único nivel de análisis, las palabras (dejando a un lado los actos del habla y los relatos) sino también porque pusimos el foco en algunos términos en particular.
Si bien ello supone algún tipo de déficit o insuficiencia de nuestro estudio, también constituye de alguna manera un escollo insalvable. Dicho de otro modo, toda investigación siempre toma como objeto un sector específico, recortado, de la realidad. Más aun, la “muestra” sobre la que un investigador trabaja también implica criterios específicos de ordenamiento y clasificación, criterios que derivan del método de análisis, el marco teórico y los objetivos.
Examinemos, en primer lugar, los datos iniciales.
Observamos que en los tres casos cobran relevancia los lenguajes A2, FU y FG. Asimismo, el lenguaje LI tiene importancia en los discursos de NK y ED y, en este último también tiene peso el lenguaje O2[21].
A su vez, pudimos notar que resultan notables las coincidencias entre los tres discursos de asunción, en particular entre ED y NK. Sin embargo, a los efectos de un análisis ínter-discursivo, quizá convenga ya no sólo comparar los lenguajes sino a qué palabras de cada uno de ellos recurren los oradores. Podemos contrastar, entonces, las coincidencias en cuanto a las palabras utilizadas, para lo cual tomaremos los lenguajes prevalentes comunes (A2, FG, FU y LI)[22].
Dicho contraste muestra que: para el lenguaje A2, hallamos coincidencias en 62 palabras, en 20 de las cuales coinciden los tres relatores y, en las restantes 42 solo coinciden dos de ellos. Respecto del lenguaje FG, son 15 las palabras que encuentran concordancias, de las cuales 5 usan los tres relatores y las otras 10 son utilizadas por dos de ellos. En cuanto al lenguaje FU, coinciden en 21 palabras, en tres de las cuales la correspondencia se da en 3 y en 18 hay coincidencias parciales.
Una primera conclusión que podemos notar es que la mayor proporción de correspondencias se da entre las palabras de NK y CFK. Claro que si bien hemos tomado en cuenta palabras que cada relator haya utilizado cuanto menos 3 veces, las coincidencias referidas no necesariamente suponen la misma frecuencia de uso.
Para poder tener una impresión más clara entendimos que era necesario transformar las entradas (de las palabras coincidentes) en porcentajes. Es decir, si la palabra más utilizada por los tres relatores, por ejemplo, fue el adverbio “no”, no comparamos la cantidad de veces que fue utilizada sino el porcentaje de uso. Para ello, tomamos como universo el conjunto de palabras coincidentes y, para cada orador qué porcentaje representaba cada palabra.
Ampliemos el ejemplo para una mejor comprensión. Las palabras coincidentes del lenguaje A2 las dividimos en dos categorías: los términos que expresan un trabajo del pensamiento y los términos que aluden a una noción o idea política. En el primer grupo ubicamos el término “no”. En este grupo, pues, contabilizamos 10 términos en los que coinciden los tres oradores. ED, por ejemplo, usa 89 veces las palabras de ese grupo (con distribución desigual entre ellas). De estas 89, 34 ocasiones corresponden al adverbio “no”, lo cual equivale a un 38,2%.
Por ejemplo, observamos no solo las palabras comunes a los tres presidentes, sino que la frecuencia de utilización resulta también bastante similar. Entre otros términos, reiteramos, resulta notable el peso del adverbio “no”.
Algo diverso se advierte en torno del sustantivo “Nación”, el cual si bien es usado por los tres sujetos, hay una brecha significativa entre ED y NK por un lado, y CFK por otro.
En cuanto al lenguaje FG, las frecuencias entre los tres se acercan para términos como “querer” y “todos”, pero se alejan (entre NK y CFK por un lado y ED por otro) en cuanto a la palabra “modelo”. ED recurre a ella en un porcentaje mayor que los dos restantes. Sin embargo, debemos notar que este término lo hemos considerado con un doble valor erógeno (FG y A2). Desde la perspectiva de este último lenguaje, si bien ED sigue presentando la mayor frecuencia, se achican las distancias y, al mismo tiempo, se diversifican las tendencias entre NK y CFK.
El lenguaje FU, incluye tres palabras en las que coinciden los tres relatores. Entre ellas, el verbo “garantizar” muestra la mayor dispersión y, por el contrario, en el verbo “profundizar” se acercan las frecuencias.
Luego, hemos examinado, de modo sintético, los términos más frecuentes y significativos en cada uno de los presidentes.
En el caso de ED, si bien se destaca el “no”, como tentativa de oponerse u objetar, cobra relieve la imposición de obligaciones (deber, tener). A su vez, ello se combina con los recursos FU, entre los cuales tienen importancia aquellos que aluden a la tranquilidad y la rutina en un marco de cierto pesimismo (garantizar, poco, posible, paz). Probablemente, el clima social, político y económico en el cual ED asumió la presidencia, diera lugar no tanto a un proyecto que se muestre como un avance ambicioso y aventurero, sino más bien a una posición que se proponga restablecer un estado de tipo inicial, de tranquilidad. Quizá, en este contexto también podemos comprender el valor del lenguaje O2, el cual exalta el valor del sacrificio y del amor (pobreza, tolerar). En relación con la situación económica del país, también tiene una presencia significativa la red de signos LI, para designar el carácter crítico del momento (deuda, depósitos, quiebra, etc.).
En el conjunto de palabras que destacamos para CFK, tienen una mayor hegemonía los términos (A2) que expresan una modalidad adversativa (no, pero), los términos (FU) ligados con la ambición (poder, lograr) y aquellas palabras (FG) que sugieren una promesa (querer, dar, siempre).
En NK estos tres lenguajes (A2, FU y FG) tienen un valor similar que en el caso previo (CFK). Asimismo, al igual que en ED, también tiene peso el lenguaje LI, no obstante parece evidenciar un sentido más eufórico que en aquél (inversión, consumo).

Retomemos ahora el último tramo de nuestro análisis.
El discurso de ED encara, particularmente, la situación crítica en términos económicos y morales. Entre los lenguajes que hemos destacado cobran relieve: FU, A2, FG, LI y O2.
En cuanto al lenguaje FU consignamos que expresa no tanto un proyecto ambicioso sino más bien la búsqueda de tranquilidad (paz, rutina) y, a su vez, dicha búsqueda queda subordinada a A2 (deber). El lenguaje FU también alude al pesimismo (no del orador) y describe la profundidad de la crisis moral y económica (en cuyo caso dicho lenguaje se halla al servicio de los lenguajes A2 y LI).
El lenguaje A2 contiene las siguientes alternativas: a) imposición de obligaciones; b) autocrítica.
Asimismo, el lenguaje A2 (por ejemplo, a través de las negaciones) procura si no anular, cuanto menos frenar al lenguaje FG (clima festivo). En todo caso, en este marco el lenguaje FG sería disfórico.
El adverbio “pero” (A2) se presenta en el contexto de: a) la diferencia entre legalidad y legitimidad; b) descrédito de la clase política. A su vez, el lenguaje A2, también contrapone el valor de las tradiciones patrióticas y la historia reciente.
Este lenguaje expresa tanto un trabajo de pensamiento del orador y una descripción de su posición (cumplir con el deber) cuanto las características de la realidad (por ejemplo, la incapacidad de los gobernantes).
En relación con el lenguaje FG, señalamos la tentativa de mostrarse como un sujeto que ve la realidad concreta con sus problemas específicos y, a su vez, respetuoso de las leyes (enlace entre FG y A2).
Este lenguaje, pues, parece tener dos orientaciones (si consideramos el final del texto). Por un lado, subordinado al lenguaje A2 (tanto en la versión que objeta que sea momento para festejar o lucirse, cuanto en los momentos en que manifiesta el deseo de mostrarse como un sujeto realista); por otro lado, como promesa final (que se opone a la prudencia en cuanto a las ambiciones o posibilidades).
Finalmente: a) el lenguaje LI constituye un recurso para describir gran parte de la realidad del momento y b) el lenguaje O2 tuvo un cierto valor, especialmente como exaltación del sacrificio y del amor. Más específicamente, el “amor” como atributo de los que vienen a resolver la situación, y la necesidad de tolerancia (o sufrimiento) en quienes padecen las penurias. En todo caso, para los que vienen con amor, también se impondría un cierto nivel de sacrificio en términos de la austeridad.

En el caso de NK, la perspectiva global de su discurso se centra en el rol del Estado como punto de referencia y articulador de la Nación y, también, en la importancia de la actitud cívica de la población. Hemos identificado los siguientes lenguajes: A2, FU, FG y LI.
Algunos de los términos A2 expresan posiciones ligadas con el saber y el deber. Sin embargo, advertimos que en ocasiones evidencian aspectos diferenciales. En especial, mientras que “saber” (o creer) suele quedar expresado en primera persona del singular, el deber se presenta en primera persona del plural. A su vez, así como lo que “debemos” se ajustaría a criterios ajenos al orador (es decir, no es él quien dictamina lo que se debe), lo que sabe (piensa, cree) parece reflejar más bien una posición personal.
En algunos fragmentos resaltamos cierta distribución posicional, en cuanto los deseos ambiciosos (FU) comprenden a los funcionarios del gobierno que asume, mientras que la imposición de obligaciones (A2) recaería sobre el conjunto de la sociedad. De modo similar, ocurre entre A2 y FG (por ejemplo, al localizar el “deber” y “cumplimiento” en las FF.AA., y lo que NK “quiere” de ellas).
En línea con la importancia de términos como “no” y “pero”, también pudimos destacar la función del adverbio “o”. Este permite presentar una serie de alternativas, no obstante, dicha presentación puede ser planteada como un conjunto de opciones a evaluar o bien, como en el caso de ciertos fragmentos de NK, como dos caminos que se figuran contrarios entre sí. En efecto, consignamos en distintas ocasiones la distinción entre una retórica de la complementariedad o de la conjunción (dada por el término “y”, por ejemplo) y otra más centrada en la oposición, la negación y la objeción.
El lenguaje FU tiene cierta fuerza como expresión de potencia, de un avance aventurero y ambicioso hacia el futuro y lo nuevo, así como también refleja la posición de quien expone una orientación témporo-espacial, de quien sabe hacia dónde quiere ir. Al menos en parte este lenguaje subordina al lenguaje A2, en el sentido de lo que debemos hacer para poder ir hacia donde vamos (un nexo inverso entre los mismos lenguajes destacamos para el caso de ED).
En relación con el lenguaje FG, observamos una particular combinación con el lenguaje A2, lo cual nos permitió identificar –rudimentariamente- dos escenas simultáneas: el orador informa lo que piensa, etc., y “muestra” que lo decidimos entre todos. Algo similar hallamos en el modo en que NK alude a la elección en la cual resultó electo. Por un lado, informa de la situación, no obstante “exhibe” que esto ha sido una decisión colectiva. Para decirlo de otro modo, si bien que sea presidente fue un resultado acorde con la ley (A2), su legitimidad –entendida como representación de la aspiración de la mayoría- pasa a ser construida en base al lenguaje FG. Todo ello, hemos dicho, también operó como una forma de diferenciarse de quien fuera su “padrino político” (muchas de sus negaciones, dijimos, apuntan a diferenciarse del pasado o a enfatizar que se inicia una nueva etapa). En suma, la construcción de una “totalidad armónica” resulta más una manifestación del lenguaje FG (por ejemplo, al decir que “todos queremos lo mismo”) que la resultante de una decisión y pensamientos compartidos (A2). Tal como hemos señalado, son diversas las ocasiones en las que en el discurso de NK, el lenguaje A2 queda subordinado a FG.
Es preciso recordar que la localización del lenguaje FG en torno del verbo “querer” expresa la ilusión de que la manifestación del deseo es igual a su realización. Claro que, podemos agregar, esto no es necesariamente lo que supone quien lo pronuncia, sino que puede ser una tentativa de promover dicha ilusión en el interlocutor. Es decir, se trata de suponer que el sujeto (o la realidad) queden presuntamente moldeados según lo que el otro desea. Algo de ello observamos en el discurso de ED cuando éste decía que quería que su gobierno sea un espejo.
Por último, también encontramos componentes inherentes al lenguaje LI. A diferencia de ED, para quien este lenguaje representa una realidad disfórica (endeudamiento, falta de dinero y de crédito, etc.), para NK está ligado a una realidad eufórica (inversión, consumo). De hecho, señalamos que cuando NK se refiere al “gasto” (del Estado), el complemento está dado por el lenguaje A2 (eficiencia, cuidado), mientras que cuando alude a la “recaudación”, se enlaza con el lenguaje FG (más y mejor).

Veamos por último, el discurso de CFK.
Destacamos, especialmente, dos lenguajes del erotismo: A2 y FG.
Respecto del lenguaje A2, hemos subrayado el peso y significatividad que tienen las negaciones en su discurso.
A su vez, también expusimos la frecuencia con que aparece el verbo “creer” en primera persona del singular, al mismo tiempo que en algún fragmento afirma que ella no se “engaña”. Una vez más, entonces, oscilamos entre atribuir un sentido A2 a dicho verbo u otorgarle un valor ligado con el lenguaje O1. Es decir, como si lo que uno “creyera”, no derivase de los hechos concretos sino, más bien, del propio pensamiento. En efecto, en uno de los primeros fragmentos analizados, observamos un aspecto llamativo sobre el modo en que establece un nexo causal (“porque”). Concretamente, dijimos que aquello que presentaba como “causa” (de una conclusión) no parecía un fundamento necesario de lo que quedaba localizado como consecuencia directa.
En relación con el lenguaje FG, el verbo “querer” aparece con una frecuencia y significatividad similar a los dos casos anteriores (ED y NK). Por ejemplo, cuando CFK dice que no “quiere” decir ciertas cosas (lo que se ha hecho o logrado), no obstante lo dice. Hemos dicho, al respecto que al decir que no quiere hacerlo establece que no lo hace (recordemos lo que hemos apuntado en torno de los sustantivos “clave”, “ilusiones” y “eternidad”, entre otros).


Conclusiones
Hemos destacado la frecuencia y valor que adquieren la negación, los adversativos y ciertos verbos, utilizados en función de: a) refutar ciertas ideas; b) localizar la posición de ciertos adversarios (habitualmente no mencionados); c) decir algo bajo la forma de no decirlo; d) o bien, simultáneamente, acordar y cuestionar (una idea, un sector, etc.).
Por otro lado, hemos dicho que este estudio podría constituir un avance hacia un análisis que incluya los actos del habla y los relatos. De este modo, si intentamos extraer una conclusión con la cual avanzar hacia dicho estudio, una alternativa está dada por la diferencia entre el relator que despliega una posición eufórica (ligada con los lenguajes A2, FU y FG), y la descripción que aquél hace de una realidad disfórica (inherentes a los mismos lenguajes, incluido LI).
También surge de nuestro estudio la necesidad de refinar nuestra capacidad para detectar la relevancia del lenguaje O1, en relación con los discursos que desafían la lógica del referente, discursos que a pesar de lo que parecen, no necesariamente son acordes con los hechos concretos. En este marco, consideramos que cobra particular significatividad el enlace entre los lenguajes FG y O1. Asimismo, algo similar ocurre con el lenguaje A1, ya que no suelen ser evidentes los deseos vengativos o, mejor dicho, las segundas intenciones. Todo esto contribuirá a la detección de estrategias argumentales que promueven diversos tipos de entrampamiento e inducciones (a hacer, sentir y pensar).
Así como hemos planteado, como alternativa específica, la combinatoria entre los lenguajes FG y O1, también entendemos que otros recursos erógenos pueden tener funciones similares. Por ejemplo, la tendencia a aludir a valores o deseos compartidos o aceptados socialmente (ligados con A2 o FU).
En suma, podemos concluir que verbos como “querer” (FG) o “creer” (A2) y adverbios como “pero” (A2) (entre otros tantos términos posibles) no sólo constituyen recursos expresivos ligados con el deseo y el pensar, sino también estrategias de construcción argumental de una “realidad” ante un interlocutor. La realidad así figurada comprende la localización –no siempre manifiesta- de “propios y rivales” y, en términos de los lenguajes del erotismo, de escenas A1 y O1. Estas últimas, resultan menos visibles o identificables pero no por ello dejan de tener eficacia en el nivel intersubjetivo y comunitario.
Los tres casos analizados, como hemos señalado, corresponden a presidentes de extracción peronista y que ocuparon sus cargos sucesivamente. De manera que además de los aspectos individuales y los contrastes entre ellos, este estudio puede considerarse como una investigación longitudinal y, al mismo tiempo, una exploración de la retórica peronista[23].
Por otro lado, resulta manifiesta la complejidad de este tipo de análisis, dado que el ADL permite obtener resultados multivariados. A su vez, estos resultados también dependen de los objetivos y de los criterios con que organicemos los datos textuales. Hemos visto que podemos investigar cuáles son los lenguajes prevalentes, o bien podemos estudiar determinadas palabras, su frecuencia, el contexto en que se insertan, etc. Asimismo, podemos rastrear uno o más lenguajes del erotismo en sí mismos, o bien podemos analizar las relaciones ínter-lenguajes.
Para finalizar, debemos señalar que si bien no hemos hecho análisis de frases y relatos, de alguna manera hemos tenido en mente estos niveles de análisis para el estudio que expusimos en la parte final de la Discusión. Ello evidencia que si bien el análisis centrado en las palabras puede resultar insuficiente, es al mismo tiempo un camino orientador para realizar estudios en los otros dos niveles de análisis. Resulta claro, entonces, que habiendo dejado de lado dos niveles de análisis, no hemos realizado un análisis que contemple los múltiples aspectos en juego y, probablemente, quizá tampoco hayamos podido captar lo esencial de estos discursos políticos. Sin embargo, advertimos que las conclusiones a las que hemos llegado, los matices que hemos identificado, ponen de manifiesto componentes significativos de la configuración de los discursos políticos.




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[1] Doctor en Psicología. Profesor del Doctorado en Psicología y de la Maestría en Problemas y Patologías del Desvalimiento (IAEPCIS-UCES). Miembro del Comité Editor de la Revista Subjetividad y procesos cognitivos (UCES).
[2] No obstante, en nuestro estudio sólo encaramos la significatividad erógena sin detenernos en el análisis de las defensas.
[3] Armony dirige el proyecto de investigación “Discurso presidencial argentino” (DPA) en la Universidad de Québec
[4] Por ejemplo, cuántas veces uno u otro presidente utilizan la palabra “pueblo”.
[5] Por ejemplo, la palabra “justicia” es denominada un término “común” o “rutinario”, pues es utilizada muchas veces por muchos políticos. No obstante, el análisis de asociaciones léxicas permite identificar con qué otros términos queda asociada aquella palabra.
[6] Asimismo, en cuanto a las diferencias, consideramos que ambos enfoques y tipos de programas computacionales pueden potenciarse recíprocamente.
[7] También acordamos en que “la decisión de utilizar algoritmos no aparece como contradictoria al análisis del discurso, siempre y cuando se entienda que la cuantificación no equivale a ‘objetividad’ ni a la supuesta superioridad del cálculo numérico por sobre los enfoques ‘cualitativos’” (Armony, op. cit. pág. 52).
[8] Específicamente, Martins ha analizado los discursos de asunción de Juan Perón, Carlos Menem, Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner. A través de la clasificación en diversas categorías (como Estado, pueblo, etc.) ha concluido que Perón configura un estilo paternalista, Menem se propone como un enviado mesiánico y los Kirchner legitiman su poder a partir de la militancia.
[9] Esteves ha tomado en cuenta los discursos de De la Rúa, Rodríguez Saa, Duhalde y Kirchner.
[10] Para el autor, su análisis le permite inferir el efecto que se busca promover en los diversos tipos de destinatarios (amenazas, adhesiones, etc.).
[11] Uno de los aspectos que considera es la “negación”, la cual, para Esteves, presenta de modo implícito a la otra voz que sostiene aquello que se está refutando. Algo similar hemos destacado en nuestro estudio previo (Plut, 2009) y también consideramos en este trabajo. Entre las conclusiones a las que arriba, el autor afirma que Duhalde es el que menos controversias genera.
[12] Consideramos que las estrategias inductoras procuran “hacer hacer”, “hacer sentir” y/o “hacer creer”.
[13] De todos modos, estudios como el que aquí presentamos pueden servir de base para un estudio que contemple los actos del habla.
[14] Por ejemplo, agregar instrucciones que permitan buscar palabras específicas, analizar sólo determinados lenguajes, buscar palabras de un lenguaje que estén asociadas sólo con las de otro lenguaje específico, etc.
[15] Otro aspecto interesante de las mencionadas elecciones fue que dos de ellos propusieron como candidato al que lo sucedió (ED propuso a NK y éste a CFK).
[16] Cuando consignamos 2 o más lenguajes en una misma celda significa que entre ellos hay un empate técnico (la diferencia entre tales lenguajes es inferior al 10%).
[17] Corresponde al sustantivo y no al verbo, mientras que esta alternativa gramatical es inherente a la que se ha consignado para el lenguaje FU.
[18] Recordemos que no se trata de la alusión a “la mente” sino de los adverbios de modo (terminados en “mente”).
[19] Los textos transcriptos no contienen los discursos completos sino fragmentos significativos en cuanto a las palabras que deseamos estudiar (no, poder, deber, querer, creer, etc.).
[20] Hemos realizado ya un análisis más exhaustivo de las palabras de CFK a partir del estudio de sus primeros 10 discursos, incluido el que aquí consideramos (Plut, 2009).
[21] Recordemos que un lenguaje resulta significativo cuando sus términos poseen 10% o más del total.
[22] Este último (LI) solo tuvo más de un 10% para ED y NK.
[23] Esta última dimensión del análisis, en rigor, podría complementarse con un estudio comparativo con el discurso de otros presidentes que no pertenezcan al mismo partido político.

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