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Psicoanálisis y Economía

lunes, 16 de junio de 2014

¿Por qué “yegua”?



Sebastián Plut

Freud ha estudiado la significación que adquieren los animales para los sujetos.
No me refiero a que tal o cual animal tenga en sí mismo un sentido particular ni a las razones por las cuales hay quienes gustan de tener animales domésticos.
Más bien alude al empeño por sustituir a humanos por animales o, lo que es casi lo mismo, antropomorfizar a los animales. Algunos superhéroes son un buen ejemplo de ello (Batman, Hombre Araña, etc.).
Mucho es lo que Freud explicó sobre esto en su célebre texto “Tótem y tabú”, en el cual definió lo que conocemos como “ideal totémico”. Dicho ideal se distingue de otros, por ejemplo, en que el ideal es ocupado por un héroe (ideal mítico), por un Dios (religión) o por una ideología (cosmovisión).
De este modo, quienes colocan a un animal en el lugar del líder o ideal (que para quien lo hace puede tener una valencia positiva o negativa) exhiben un singular modo de pensar la realidad.

Quienes nombran a CFK como “yegua”, claro está, lo hacen para insultarla, por lo cual, se trata de un personaje al cual colocan como ideal negativo.
Lo que importa, entonces, es que de ese modo no solo están poniendo en evidencia una crítica. O, más bien, precisamente no están manifestando una crítica.

Tenemos, así, una combinación entre insulto y pensamiento totémico.
El insulto es expresión de la cancelación de la capacidad de pensar y su reemplazo por una acción, no obstante recordemos que solo se trata de una acción impulsiva y hostil. La lógica del insulto (o de dicha acción) es la supresión del otro, ya que quien insulta no soporta el carácter irreductible del otro, no tolera la diferencia.
El que insulta no pregunta lo que el otro piensa sino que desestima toda tentativa –propia y ajena- de reflexionar.
El pensamiento totémico, por su parte, no solo abona la lógica sacrificial sino que se funda en la desmentida, esto es, en la ilusión de hacer coincidir al yo con el ideal, lo cual refleja una aspiración narcisista.

Un tercer y último componente de lo que Freud señaló respecto de la identificación con un animal, se relaciona con la pulsión anal aunque, por el momento, es mejor concluir aquí.

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