Presentando el Blog

Psicoanálisis y Economía

martes, 3 de mayo de 2011

La tristeza presidencial (*)

Sebastián Plut


“Como de todos los imposibles
éste siempre me pareció el mayor,
hice de él la materia de mi desvelo cotidiano,
de mi desesperación de todas las horas tristes”
(F. Pessoa, Libro del desasosiego)

Introducción
Los procesos de duelo han sido estudiados, psicoanalíticamente, con gran profundidad y abar-catividad en el último siglo. En efecto, desde Freud en adelante se han caracterizado los pasos del duelo en su desarrollo normal, el duelo patológico, sus nexos con la depresión y la melanco-lía, la economía del dolor, diferentes tipos de tristeza, etc.
En esta ocasión abordaremos una perspectiva escasamente considerada y que no corresponde al ámbito clínico ni psicopatológico sino, más bien, al de la psicología política. Concretamente, estudiaremos el discurso de la Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner (CFK), en relación con el fallecimiento de su esposo y Ex Presidente de la Nación, Néstor Kirchner (NK).
Es necesario, pues, formular algunas consideraciones preliminares. En primer lugar, como luego se verá, solo tomamos en cuenta discursos próximos en el tiempo a la muerte de NK. Como el duelo es un proceso que requiere de tiempo, sabemos que nuestras conclusiones abren más bien un interrogante acerca de los efectos futuros de dicha pérdida. Asimismo, nuestro foco no es el procesamiento íntimo, personal, que CFK realiza respecto de su duelo, sino cómo éste es expresado públicamente desde su rol político (1).
Se nos podrá preguntar por qué la muerte de NK y el consecuente duelo de CFK constituyen un objeto de estudio para la psicología política. En primer lugar, como ha sido notorio, políticos, periodistas e intelectuales han expuesto diferentes tipos de especulaciones y pronósticos al respecto (ya sea en torno de la mayor debilidad o fortaleza política de CFK, ya sea en relación con el luto que evidencia su vestimenta, etc.). Por otro lado, recordemos que previo al falleci-miento de NK, cuando unos meses antes tuvo un episodio cerebrovascular, asistimos al impacto de la noticia, a la magnitud de las resonancias sociales que tuvo, y al hecho notable de que una dolencia somática pudiera percibirse como factor de debilidad política.

Dos estudios previos
Antes de pasar al estudio concreto del discurso de CFK, haremos una breve referencia a otros trabajos que coinciden con el nuestro en cuanto a: a) investigar el discurso político; b) centrar-se en el nivel de las palabras (Armony, 2005; Calvet, 2008; Esteves, 2003; Martins, 2008). Los tipos de análisis suelen ser: a) análisis factorial de correspondencias: construye la lista de pala-bras y la frecuencia de utilización de cada enunciador (por ejemplo, cuántas veces un político usa la palabra “pueblo”); b) análisis de especificidades (se compara el discurso de un político con una base de datos e identifica términos significativamente sobreutilizados y subutilizados); c) análisis de co-ocurrencias (detecta las redes de asociaciones léxicas en el discurso). Con muchas de estas investigaciones compartimos el interés por estudiar las significaciones del dis-curso político y el valor del análisis de datos textuales.
Por nuestra parte, dedicamos algunos estudios al análisis de las palabras de Cristina Fernández de Kirchner. Concretamente, analizamos las redes de signos en los primeros diez discursos de su mandato y realizamos un contraste –también en el nivel de las palabras- entre su discurso de asunción y el de los dos presidentes que la antecedieron (Plut; 2009a, 2009b, 2010, 2011).
Estas referencias no solo tienen la finalidad de mencionar la base previa del trabajo que ahora presentamos, sino que nos permite exponer uno de los objetivos del análisis de las redes de signos. En efecto, este tipo de estudios tiene valor en el marco de la comparación. Lógicamen-te, son múltiples los tipos de comparaciones que podemos realizar, por ejemplo, entre fragmen-tos de un mismo discurso, entre dos discursos diferentes, sobre el tipo de palabras utilizadas al hablar de determinados temas (justicia, pobreza, inseguridad, desempleo, etc.).
En los artículos citados hicimos dos tipos de comparaciones: entre discursos de la misma relato-ra (los 10 primeros discursos de CFK como Presidenta de la Nación) y entre Cristina Fernández, Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde. El primero de tales estudios nos permitió detectar una cier-ta estabilidad en cuanto a los deseos en juego. A su vez, algunas de las variaciones observadas evidenciaron la importancia del contexto en el cual hablaba la relatora. Es decir, el discurso se organiza en torno de los deseos e ideales de quien habla, pero también en función del contexto en que se desarrolla y de los deseos e ideales que se atribuyen a quienes escuchan. En cuanto al contraste con los discursos de asunción de Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde, nos resultó útil para captar algunas diferencias y similitudes entre ellos, no solo en términos de los deseos sino especialmente en relación con las palabras específicas a las que recurría cada relator.

Metapsicología del duelo
Freud (1917) sostuvo que el duelo consiste en la reacción frente a una pérdida, sea de una persona amada o de una abstracción como la patria, un ideal, etc. Una distinción que formula, al momento de examinar los efectos de la pérdida, corresponde al tipo de elección de aquel objeto que luego ya no se tuvo, por ejemplo, si se trató de una elección narcisista. Asimismo, al describir el proceso del duelo (examen de realidad, clausura, sobreinvestidura y desasimiento), en dos ocasiones refirió el lento camino por el cual la libido se va desprendiendo de cada uno de los recuerdos y expectativas sobre el objeto. De este conjunto de hipótesis se desprenden al menos dos interrogantes. Por un lado, si la pérdida del objeto entraña las mismas consecuen-cias que la pérdida de un ideal o, dicho de otro modo, si más allá de los tipos de elección, exis-te alguna otra diferencia derivada del carácter especifico de lo perdido. Recordemos que el otro puede ocupar diversas posiciones para el yo: modelo, objeto, ayudante, rival o doble (Freud; 1914, 1921). Por otro lado, nos preguntamos sobre la pertinencia de discriminar el anudamien-to de la libido a los recuerdos del anudamiento a las expectativas. Esto es, quizá podamos des-lindar las exigencias inherentes a la desinvestidura de unos y otros. Para decirlo de un modo simplificado, al momento de tener que investir nuevos objetos no será lo mismo conservar re-cuerdos sobre el objeto perdido (con una disminución progresiva de su intensidad) que conser-var expectativas respecto de aquél. De hecho, ante la exhortación de la realidad que muestra que el objeto ya no está, Freud afirmó que el yo, inicialmente, es preguntado acera de “si quie-re compartir ese destino” (1917, pág. 252) para finalmente privilegiar las investiduras narcisis-tas y egoístas que le permiten sustraerse del destino de lo perdido.

Palabras y relatos
En lo que sigue expondremos un breve análisis, con un método de análisis del discurso (el algo-ritmo David Liberman) cuyo objetivo es pesquisar si a partir de la muerte de NK se presentaron variaciones significativas inmediatas en el discurso de CFK. Me refiero a variaciones en el mo-mento posterior a la muerte y no tanto a si tales posibles diferencias se conservarán de manera duradera.
Para ello estudiamos tres discursos: uno pronunciado dos semanas antes del suceso (15/10/10), otro cuatro días después de la muerte de NK (1/11/10) y un tercero de dos sema-nas después (15/11/10). Asimismo, también tomamos como parámetro los 10 discursos del inicio del mandato de CFK, para realizar una comparación adicional.
El discurso del 15/10 (previo a la muerte) no mostró diferencias significativas con los discursos analizados en los estudios previos. Los tres lenguajes más relevantes fueron anal secundario (orden, saber, racionalidad y objetividad), fálico uretral (deseos ambiciosos y orientación tém-poro-espacial) y fálico genital (lucimiento, belleza e impacto estético). También tuvieron algún lugar los lenguajes intrasomático (procesos cuantitativos propios de los estados económicos u orgánicos) y oral secundario (amor, vivencias de abandono, sacrificio, sentimientos de la gama de la culpa o la gratitud). El segundo discurso (inmediato posterior a la muerte de NK) mostró las siguientes variaciones: a) se redujeron los lenguajes FU y LI; b) se incrementó significativa-mente el lenguaje O2, ocupando el primer lugar en un empate técnico con los lenguajes A2 y FG (este último también se incrementó). Finalmente, en el tercer discurso, se evidencia una disminución importante del lenguaje O2 y, simultáneamente, aumenta considerablemente el lenguaje LI.
La primera observación, pues, es que efectivamente se desplegaron algunos cambios en las redes de palabras utilizadas por CFK y que podemos sintetizar del siguiente modo:
1) Aumento inicial de los lenguajes O2 y FG; 2) Posterior incremento del lenguaje LI (en parale-lo con la reducción del lenguaje O2); 3) Disminución progresiva del lenguaje FU.
Veamos, entonces, qué conclusiones podemos extraer del análisis cualitativo de estos datos.
En el discurso del 1/11 (cuatro días después de la muerte de NK) CFK alude al dolor por el que estaba pasando y, al mismo tiempo, manifiesta su gratitud a las miles de personas que se acer-caron y quisieron despedir a su esposo. A modo de ejemplo cito algunas de sus expresiones: “es mi momento más doloroso”, “es el dolor más grande que he tenido en mi vida”, “es la pér-dida de quien fue mi compañero”, “yo quiero agradecer mucho esa inmensa y formidable mues-tra de cariño y de amor”, “permítanme agradecerles en forma especial a las decenas, a las de-cenas de miles y miles de jóvenes que cantaron”, “quiero decirles a todos esos jóvenes que en cada una de sus caras yo vi la cara de él cuando lo conocí”, etc.
De este discurso no me ha llamado la atención la presencia del lenguaje O2 (expresado con términos tales como “”abandonó”, “falleció”, “lloraron”, “pérdida”, etc.) ya que resulta acorde con el contexto: la relatora acababa de perder a su marido y el mensaje por cadena nacional estuvo centrado en ese tema.
Sí, en cambio, me pregunté por el aumento del lenguaje FG, manifestado con palabras ligadas a la alegría, al canto, a la reunión de grandes cantidades de personas y a la intensificación de cualidades. Considero que esta red de signos constituye una suerte de proliferación deslum-brante de atributos como metáfora de una ausencia, una multiplicación como símbolo de lo faltante (Freud, 1940; Maldavsky, 1999). Esto es, se trata de un recurso retórico en el que pre-domina un esfuerzo por sustituir una ausencia por una presencia multiplicada, intensificada (2).
Recordemos que en las escenas propias del deseo FG el sujeto despliega una frase de promesa, centrada en despertar la ilusión de una entrega amorosa. Gracias al brillo, quien promete pre-tende producir la convicción de una presencia en el lugar de lo faltante. Dicho de otro modo, el sujeto aspira a generar un estado de fascinación al espejar anticipatoriamente la consumación del deseo. Dice CFK: “un país que los convocó, en un país que los ama, que los necesita, en un país que vamos a seguir haciéndolo distinto entre todos”.
El análisis de los relatos, de las escenas, muestra que si el lenguaje O2 se manifestó es su ver-sión disfórica (pérdida, soledad, dolor), el lenguaje FG le permite a la relatora exhibir una posi-ción eufórica en la cual se conserva una armonía vincular feliz y duradera.
Analicemos ahora el tercer discurso, del cual destacamos la reducción del lenguaje O2 y el au-mento del lenguaje LI. Este último, si bien no es el que mayor porcentaje presenta, resulta notable pues alcanza una proporción mayor que en cualquiera de los otros discursos de CFK que hemos analizado. En este discurso CFK se refiere solo escasamente al muerte de NK y, en cambio, alude persistentemente al crecimiento de la economía, a la reunión del G-20 en Corea de la cual acababa de participar, a la renegociación de la deuda con el Club de París y, final-mente, al conflicto con la oposición por la sanción del presupuesto. Estas son algunas de sus expresiones: “Todavía tengo muy presente el tema del discurso que hizo Néstor, en las Nacio-nes Unidas, cuando abordando el tema del endeudamiento en la Argentina, sostuvo que los muertos no pagan, que nadie, ningún muerto paga y por tanto era necesario dejar crecer a la Argentina para poder abordar con seriedad el pago de sus obligaciones”, “hemos cumplimenta-do en estos 200 años de historia el crecimiento más importante desde 2003 a la fecha”, etc.
En el conjunto de los relatos, pues, se destaca el carácter eufórico de las referencias económi-cas.

El cuerpo (del) político
El análisis del proceso de duelo que está a nuestro alcance resulta restringido y específico, tan-to por el hecho de tomar discursos de solo dos semanas posteriores a la muerte de NK como por el hecho de limitarnos a las expresiones públicas vertidas por CFK. También hemos dicho que esta problemática (estudiar la subjetividad de un político en duelo) no ha sido tan estudia-da. Es por todo ello que más que conclusiones acabadas nuestro trabajo apunta exponer algu-nos interrogantes particulares.
Las dos consideraciones señaladas al comienzo (fuerte impacto social y enfermedad o muerte como signo de debilidad política) conducen a interrogarnos por la relación entre la política y el cuerpo y, por ende, por la significación de fragilidad política resultante del desfallecimiento or-gánico (3).
En primer lugar, identificamos los siguientes aspectos relativamente evidentes: por un lado, la presencia de un lenguaje apto para expresar el dolor por la pérdida y el sentimiento de soledad y, por otro lado, lenguajes que le permiten a la relatora rescatarse de dicho estado, ya sea alu-diendo a la inmensidad de muestras de cariño y al promisorio futuro del país, ya sea aludiendo a la fortaleza económica conseguida. Con ello, CFK logra dejar atrás una posición disfórica para desplegar una posición eufórica como política. Efectivamente, CFK exhibe su poder de convoca-toria y los logros económicos para contrarrestar la idea de debilidad política (4).
De los discursos proferidos por CFK quisiera detenerme ahora en los dos posteriores a la muer-te de NK. Del primero de ellos destaco cuando a los 4 días de la muerte de NK dice haber visto en la cara de todos los jóvenes presentes la cara de su esposo cuando lo conoció. Del segundo consideremos la evocación de NK cuando habría dicho que los muertos no pagan.
Referirse a la cuestión económica (tema que prevalece en este segundo discurso) puede consti-tuir una defensa frente al sentimiento de estar perdiendo energía como un equivalente de des-fallecimiento orgánico de NK.
La frase que la relatora recuerda (que los muertos no pagan) admite al menos dos conjeturas: a) que ella está colocada como acreedora de un muerto; b) que si los muertos no pagan y ella puede pagar la deuda, por lo tanto no habría un muerto (5). La situación que describe CFK es la de que Argentina estaba muerta, se revitalizó y va a pagar (6). Es decir, en sus discursos se superponen la historia del país (por ejemplo, alude a los que contrajeron la deuda y a los que declararon el default) y la de su propio duelo en el presente.
Tenemos, pues, dos momentos: uno inicial en el cual CFK alude a su dolor y un momento pos-terior cuando dice que vamos a pagar la deuda.
Las escenas eufóricas propias del lenguaje económico (que resultan expresión de los procesos orgánicos, cuantitativos) permiten conjeturar una postura de potencia, en que la relatora dispo-ne de energía, pero que encubre una escena previa y subyacente acerca del muerto que no va a pagar. Esta última, entonces, es la escena que, inferimos, estaba presente en el discurso en que manifiestamente se refirió a su dolor por la muerte de NK. Recordemos que en ese mo-mento dijo haber visto la cara del joven NK en la cara de los miles de jóvenes presentes en la Plaza de Mayo. Esta visión parece constituir un recurso ilusorio de retención del objeto correla-tivo de un momento de desvitalización en que la relatora estaba localizada como acreedora de un muerto. A partir de allí, o bien se conserva la percepción y se continúa creyendo en ella (ver a NK) o bien se advierte el propio estado agonizante. Es así que, posteriormente, en el segundo discurso, la relatora se recupera, se revitaliza, y expone las posibilidades económicas para el pago a los acreedores.
En síntesis, la desvitalización de CFK no se advierte en su primer discurso posterior a la muerte de NK, aunque retroactivamente, dado lo que expuso en el segundo discurso, puede inferirse que estaba subyacente. Esto es, luego de expresar su dolor, pasa a decir que ahora cuenta con las reservas (de dinero o de energía) de las que previamente careció.


Cierre
Desde el punto de vista metodológico, una conclusión que podemos extraer es que para anali-zar un discurso uno tiene que basarse en ese texto más una perspectiva de ese mismo texto desde discursos posteriores. Por eso, si nos atenemos a la premisa que sostiene que el proceso de duelo requiere de un lapso de tiempo mayor al que aquí hemos considerado, sabemos que solo el futuro nos dará la respuesta acerca del mismo. También hemos dicho que no realizamos un estudio clínico, por lo cual una pregunta que nos formulamos es cómo analizar un duelo, su resolución y consecuencias, desde la perspectiva de la función de un político. Que CFK hubiera pasado, en dos semanas, de hablar del duelo y el amor a hablar de la política económica evi-dencia una recuperación de su dimensión como estadista. Al respecto, nos interrogamos sobre cuáles serían los indicadores que den cuenta de la presencia o ausencia de interferencias resul-tantes del proceso de duelo. Consideramos, entonces, cuanto menos dos alternativas: por un lado, que la relatora se torne monótona, en el sentido de una pérdida progresiva de recursos expresivos (supongamos una persona que solo expone denuncias); por otro lado, que se evi-dencie una restricción de su representación-grupo (Freud, 1921; Maldavsky, 1991) por lo cual se vuelva menos abarcativa (por ejemplo, que se enfoque persistentemente en problemas que serían adecuados para un concejal o intendente o bien que comience a rodearse de un grupo de colaboradores inexpertos, que tienen un estrechez de miras cada vez mayor). Hasta donde hemos analizado no advertimos alteraciones en ninguno de los dos sentidos mencionados, pero, insistimos, será el tiempo quien nos diga cómo prosiguió el proceso.

Notas
(1) Cada tipo de procesamiento (íntimo y público) supone características y exigencias diversas y no sabremos si entre ambos puede desarrollarse una sinergia positiva o bien algún tipo de in-terferencia (por ejemplo, que de los requerimientos de la función política derive un costo signi-ficativo en el terreno personal).
(2) Tal vez, las alusiones a las miles y miles de personas en las que CFK veía el rostro de NK también constituyan una evocación de la histórica frase que decía: “volveré y seré millones”.
(3) En la lógica económica, intrasomática, pueden desarrollarse vínculos en los que prevalece la indiferenciación entre los cuerpos. Se trata de una dinámica según la cual los distintos miem-bros constituyen un cuerpo único y quedan desdiferenciados. Quizá no sea excesivo, pues, pre-star atención al doble sentido del término “corporación” con el que frecuentemente se alude al tipo de unión entre miembros de la política.
(4) Al estudiar el problema de la inflación y los fenómenos de masas, Canetti (1960) describió la “voluptuosidad del incremento numérico”.
(5) En la jerga popular suele utilizarse la frase “levantar un muerto” para aludir a una deuda impagable.
(6) Abraham (1917) propuso que las escenas correspondientes a contar con dinero para gastar pueden entenderse como recursos contra la tristeza y para aumentar el sentimiento de sí.

Bibliografía
Abraham, K.; (1917) “El gasto de dinero en los estados de ansiedad”, Psicoanálisis clínico, Ed. Hormé.
Armony, V.; (2005) “Aportes teórico-metodológicos para el estudio de la producción social de sentido a través del análisis del discurso presidencial”, Rev. Argentina de Sociología, N° 4.
Calvet, L.J.; (2008) Les mots de Nicolas Sarkozy, Ed. Seuil.
Canetti, E.; (1960) Masa y poder, Obra Completa, Vol. I, Ed. De Bolsillo.
Esteves, R.; (2003) “Discurso Político en la Democracia Argentina Reciente (1999-2003). La “Deuda” en los Discursos de Asunción de los Presidentes, De la Rúa, Rodríguez Saa, Duhalde y Kirchner”, VI Congreso Nacional de Ciencia Política, Universidad Nacional de Rosario.
Freud, S.; (1914) Introducción del narcisismo, O.C., AE, T. 14.
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Maldavsky, D.; (2002) “Lenguajes del erotismo, cosmovisiones y periodismo político”, Actuali-dad Psicológica, N° 306.
Maldavsky, D.; (2004) La investigación psicoanalítica del lenguaje, Ed. Lugar.
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Plut, S.; (2009b) “Proyecto de psicología para políticos”, Actualidad Psicológica, N° 375.
Plut, S.; (2010) “Aplicación del Diccionario ADL en la investigación psicosocial, con especial énfasis en el análisis del discurso político”, Revista Subjetividad y procesos cognitivos, Vol. 14, N° 2, UCES.
Plut, S.; (2011) “Redes de palabras en discursos de asunción de la Presidencia de la Nación”, Aproximación al análisis de datos cualitativos, Ed. Universidad del Aconcagua (en prensa).

(*) Publicado en Actualidad Psicológica, N° 395.