Sebastián Plut
Cuando se
habla de la “inseguridad” suelen dejarse afuera ciertos hechos, como por
ejemplo, el reciente asesinato de Ángeles Rawson, o los crímenes pasionales,
etc.
Así, ante
un crimen, alguien puede decir: “este no fue un hecho de inseguridad, sino que
a tal persona lo mató un conocido”.
Pareciera
que esta suerte de “clasificación” permite identificar violencias que serían
diferentes.
Una de las
supuestas diferencias es que ciertas violencias pertenecerían al puro ámbito
privado mientras que otras parecen corresponder al mundo público. De hecho,
cuando algún grupo social reclama “seguridad”, lo hace específicamente por
sucesos de este último grupo.
Algo
similar ocurre cuando se alude al genérico “delitos”. Cuando la prensa o “la
gente”, protesta o se alarma por el aumento de los “delitos”, suele aludirse,
por ejemplo, a los robos en la calle, el ingreso de ladrones a un domicilio o
algún otro tipo de hecho similar. No suelen incluirse aquí, por ejemplo, las
estafas comerciales, la evasión impositiva, el trabajo en negro, el maltrato
laboral, entre otras tantas alternativas.
La pregunta
que me hago, pues, es doble: por un lado, si es en un todo razonable distinguir
de este modo los tipos de violencia (si me roba un desconocido por la calle y
si me roba un socio, una empresa, etc.) como si una fuera más inherente a la
“inseguridad” que la otra.
Si bien
acuerdo en que es importante advertir los diferentes matices propios de
situaciones disímiles, ya que “no todo es lo mismo”, no creo que, a los efectos
de entender los grados de violencia en una sociedad, podamos separar tan
claramente unos y otros sucesos.
Dicho esto,
el segundo interrogante es el siguiente: ¿qué es lo que hace que las
manifestaciones sociales –independiente de su magnitud- protesten solo por un
sector específico y acotado de los hechos de violencia? ¿Acaso hay más robos
callejeros que estafas comerciales por ejemplo?
No podría
dar una explicación de esto pero sí, al menos, ensayar una aproximación.
Los delitos
que forman parte de la denominada “inseguridad” y por los que un sector de los
ciudadanos se manifiesta, tienen dos aspectos diferenciales:
a) suelen
suceder en la vía pública (si es un domicilio, igualmente se llega desde la vía
pública);
b) los
comete un sujeto que no es “conocido mío” (amigo, pariente, cliente, proveedor,
empleador, etc.).
En
síntesis, el reclamo de mayor seguridad no consiste meramente en el pedido y/o
propuesta de políticas públicas para disminuir los niveles de violencia en la
sociedad sino, específicamente, en acotar la emergencia del “desconocido” en el
“espacio público”.
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