Sebastián Plut
La propaganda política, que parece seguir
la lógica de la publicidad, suele expresarse de forma altamente condensada, por
lo cual para su análisis necesitamos de ciertos instrumentos que nos permitan
acercarnos a su sentido.
Sin embargo, no me centraré ahora en tales
instrumentos sino que, solamente, deseo comentar la impresión que me dio leer
en diversos carteles la propaganda de Francisco De Narváez que dice: “Ella o
vos”. Estos carteles me recordaron un trabajo que hace tiempo publiqué en
Actualidad Psicológica, en el año 2004, sobre el problema del “sacrificio” y
quiero comentar los motivos de esta evocación.
A modo de síntesis, puedo señalar que la
postura sacrificial incluye el mecanismo de la desmentida, el cual a su vez
interfiere en el desarrollo del juicio que indica que el destinatario de dicho
sacrificio es un personaje hostil. El complemento de este desconocimiento (del
carácter hostil de dicho personaje) consiste en la supresión de los propios
deseos narcisistas y egoístas.
El otro componente de este tipo de
situación es lo que denominamos “contradicción semántica”, la cual se
desarrolla cuando un sujeto dice “vos” pero que, en el fondo, dice “yo”. El
ejemplo típico podrá ser aquella escena en que un padre o una madre le dice a
su hijo: “lo hago por vos”, cuando en rigor no es por el hijo sino por sí mismo
por quien pide algo. Dicho de otro modo, el que pide un sacrificio: a) disfraza
su propio egoísmo; b) apela al argumento del amor; c) sugiere que el otro es
egoísta; d) lo induce o manipula emocionalmente para que desarrolle una
conducta “generosa” hacia el primero.
Volvamos entonces a la propaganda referida:
la elección manifiesta que plantea es entre “ella” (Cristina Fernández de
Kirchner) y “vos” (el ciudadano). El sujeto de la misma (De Narváez), al
proponer “ella o vos”, queda, en apariencia, afuera de la misma, ya que no dice
“ella o yo”. Lógicamente, inferimos que ese “yo” está implícito toda vez que la
propaganda apunta a posicionarse como candidato de una elección, por lo cual
los ciudadanos debemos elegir no entre “ella” y “nosotros”, sino entre “ella” y
“él” (donde ella es CFK y él es FDN).
En síntesis, Francisco De Narváez nos está
diciendo que hagamos algo (votar) por nosotros mismos, omitiendo expresar que
lo estaríamos haciendo por él.
Con estos comentarios, huelga decirlo, no
pongo el foco en el hecho de que un político se proponga para ser votado y que,
con ese propósito, se exhiba como la opción conveniente. Sencillamente, intento
examinar en la trama discursiva la estrategia retórica a la que apela el
candidato.
Más específicamente, considero que el
análisis de dicha estrategia permite formular una suerte de anticipación: votar
por él conducirá a la elección de un político que nos impondrá numerosos
sacrificios, sobre todo si desconocemos el carácter hostil del mismo. Un
político para el cual, finalmente, nuestras propias aspiraciones no tendrán
cabida.
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